7 ago 2014

Estoy triste

Hoy estoy triste. Sí, para qué vamos a negarlo e irnos con rodeos. Oye, que no pasa nada eh; que al final esto es un estado pasajero. Es como el que tiene frío o el que tiene calor. Quizás, en esto de estar triste no sea tan fácil como taparse con una manta o quitarse la camiseta. Pero vamos, que tampoco vayamos a hacer de esto un drama, ni mucho menos.

Casi es como una necesidad fisiológica, como una menstruación emocional que hombres y mujeres deberíamos pasar por lo menos dos veces al mes. Estar triste no creo que sea algo negativo ni tampoco creo que sea una sensación de que algo nos falta. Es más bien un estado de alerta, una revisión de complejos internos y de conocimiento de uno mismo.

Seguramente, tú lector, alguna vez te habrás sentido triste. No creo que sea algo con lo que decidas levantarte, es más bien aquello que se te impone en tu día y que te acompaña a lo largo del mismo. Y es que tampoco hay que darle mayor importancia, porque seguramente mañana cuando te levantes, ni te acordarás de esa nube negra que en el día de ayer te nubló los pensamientos.

Seamos sinceros, muchas veces razones nos faltan para estar tristes; pero claro, pasarse la vida entera con la sensación de que todo es una mierda, pues que digamos, tampoco es plan. El ser humano ha desarrollado la capacidad de olvidarse en gran parte de las cosas malas y así quedarse con aquellas que no lo son tanto. Considero que también se trata de un mecanismo de supervivencia, ya que si nos parásemos a analizar la mierda que nos rodea, ahora sí, la tristeza embadurnaría todos y cada uno de nuestros días.

En ocasiones, lo mejor que podemos hacer es imaginar que nuestra vida es como una película y que con un simple fundido a negro pasaremos a otra secuencia. No sabemos si mejor o peor, pero vamos, que ya con ser distinta nos podemos dar con un canto en los dientes. Quédate con el concepto "fundido a negro y a seguir".

Es cierto también que en esta sociedad en la que por un lado tendemos a frivolizar el sufrimiento y por otro a acentuar nuestro males, creando una exageración de ellos bastante considerable, ya no sabes muy bien cuál debe ser la vara de medir la tristeza y qué es muy triste o poco triste.

En definitiva, que un día tonto -triste- lo puede tener cualquiera. Que ya ves tú, que la cosa no está como para ir quejándose. Es bueno pensar que como siempre puede haber alguien mucho más gilipollas que tú, también habrá alguien mucho más jodido que tú. Es triste -valga la redundancia-, pero es así.
De modo que mañana será otro día, "fundido a negro" y buenas noches.

No hay comentarios: