28 abr 2012

Imagina en tu silla

Imagina.
Imagina algo. Algo parecido a una silla. Una silla donde poder soñar, imaginar todo aquello que parece que tu imaginación no llega. Un punto, un encuentro entre dos paralelas. Es un lugar donde crear mundos excéntricos está al alcance de nuestros ojos.

Experiencias sensitivas, corrientes que se deslizan por tus huesos, sentidos etéreos que reposando sobre las cuatro patas de tu vida recrean todo aquello que eres, todo lo que nunca llegarás a ser.
Cuando te aleccionas, o mejor dicho te dan una lección de todo lo poco que sabes, de lo tanto que te queda por saber... te haces parecer pequeño, fugaz, sin posibilidades de ser algo más de lo que eres o de lo que ves que los otros puedes llegar a ser.
Son solo unos privilegiados. Unos seres tocados con barita que ven el mundo de una manera muy diferente a la tuya. Pero, ¿qué tienen ellos que uno no tenga?.

No me quejo de lo que soy, y quizás tampoco de lo que no soy. Pero uno se levanta cada mañana, o al menos se acuesta, con la intención de que cuando uno se echa colonia antes de salir de casa sea todo mucho mejor de lo que fue ayer, una nueva lección por aprender. De todos es sabido que no es siempre así. Que cuando el sol se esconde para dejar iluminar -véase la redundancia- a la luna, no todo son esas viejas promesas del "todo cambiará" o del clásico "mañana será mejor".

No se busca el aplauso, tampoco el reconocimiento. Quizás te quedas con lo aprendido, con la experiencia; y esto no es poco en los tiempos que corren. Pero la cuestión es, ¿es suficiente para llenar con algo de suelto la cartera? ¿Te pueden llegar a pagar por ser quien eres, por lo que puedes hacer, y que previamente no busques esos focos dirigidos hacia tu cara? Uno empieza a dudar.

Conoces muy poco dónde quieres llegar, qué es lo que quieres hacer con tu tiempo, la forma en la que deseas ganarte la vida y que en cierta forma "te recuerden". Te consuelas con tu típica frase de "no sé qué es lo que quiero, solo sé que estoy en el camino correcto".
Pero es que como tú, chaval, hay un gran puñado. Necesitas tener algo.
Llámalo X.
Llámalo padrino; no, padrino es solo para los que no tienen X.

Todo va demasiado deprisa. Muchas cosas y tan pocas al mismo tiempo que acojonan. Demasiadas puertas a las que llamar, cientos de números comunicando, y las ganas... Yo creo que siempre están, ¿no?.
El hecho de ver gente caer, fracasar, que quizás han tenido su minuto de gloria y ahora no son nada, te tira atrás. Pero al mismo tiempo, te ves capaz de "hacer las cosas diferentes" ¿Cómo? No lo sé.
Si en este mundo concretamente hubiera un fórmula secreta, una manera de hacer las cosas, todo sería muy fácil. Estudias medicina, una ingeniería y sabes lo que hay; trabajo y cierta estabilidad.
Pero aquí no. No basta con tener el título firmado por nuestro Rey con una pluma en forma de colmillo de elefante; como tú, hay un gran puñado de gente y seguramente con "mejores notas" y más brillantes.
Jugar la bazas personales. Tus puntos fuertes. Que no sabes cuáles son, pero parece que es la única forma de hacer algo aquí.

Al final, lo único que importa es sentarse en "esa silla", pasar un rato CREANDO, imaginando algo grande y que quizás no lo sea tanto, pero que en definitiva sea tuyo, nuestro.
De momento, quedémonos en estos magníficos asientos, que aunque sean del Carrefour, se están muy bien. Miremos a los "mayores", y aprendamos.
Hace escasamente una horas he escuchado una frase que decía algo así: "No me gusta el tiempo libre, ya que mi trabajo es infinitamente más divertido".
Amén.

No hay comentarios: