3 abr 2016

Espera

Fraccionamos nuestro tiempo, nos dejamos llevar por cualquiera que se parezca a ti, escuchamos los secretos que el viento nos quiere contar, nos dormimos a la luz de una sombra en la orilla de aquella playa.
Nadie entiende, todo el mundo opina. Lejos quedan los besos de propina, las miradas que atraviesan corazones, los marchitos pero bellos jirones que en el alma guardo cual trofeo de vida.
Es un segundo, una despedida que al girar la esquina sigues preguntando el porqué. Nos vemos inservibles, carentes de razones; los abrazos ya no traspasan este cuerpo ajado de tanto soñar, trinchado de desesperar los lunes al volver a madrugar. La zarpa que va arrasando lo que no seré; un futuro imperfecto, solo un reflejo de lo que quise, solo un fracaso de lo que soy.
Pero me voy acostumbrando. Ya no soplo velas, ya no me dejo engatusar por cualquiera. Duermo poco y me conozco cada una de la motas existentes del techo de mi habitación. Además, intento que los sueños siempre me pillen despierto, no vaya a ser que no se cumplan.

Entre tanto, espero y espero. Como el que espera sin esperar. Como el que no desespera pese a que esté esperando. El viejo que sube a un autobús por echar el tiempo, por verlo pasar un poco más rápido a través del ventanal, la típica duda de saber dónde irás.
Son torpes nuestros días, como frías las despedidas, que te hacen sentirte un poco más viejo, que te hacen ver esto como el clásico cuento que ya sabes cómo vas a terminar.
Y miedo, bastante miedo. Miedo del final. Miedo de caminar en círculos y decirle a uno mismo que has sido capaz de avanzar. Miedo de llegar a casa y que nadie me devuelva el saludo, que una vieja canción triste atormente el silencio de esa morada. Miedo a estar y no ser; no hay cosa más dura que perder esa identidad, ese sello que nos identifica, ese factor que nos dice que somos nosotros y no otro.

Me crecen las venas como vellos, se me encogen los complejos, me dejo entero el corazón por si acaso se te ocurre regresar. No me quedan palabras, quizás coja esa puerta y no me vuelvas a ver más.

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