9 mar 2012

Caída amenazante de la primavera

Los complejos son rabos de lagartija, que los cortas y te vuelven a crecer.

Los guiños al susurro en tu oído, las despedidas nunca se me han dado bien. Todo parece complicarse, todo parece que la noche lo apaga. Se esperan espalda contra espalda, mientras ella que se da cuenta y le agarra clamando al cielo solo un segundo más de su tiempo.

Él baja la cabeza y todo parece ser mucho mejor mientras ella le clava sus uñas en el brazo; bonita metáfora de estar en la piel de otro.
El suelo se deshace y caemos. El rompecabezas parece más claro, más lejano. Solo busca un segundo para comprobar que está loco; que estas excentricidades, estas ironías de vivir con los pies de puntillas sobre el suelo, esta suerte, este letargo, estos pantalones largos para el viejo Peter Pan.

Ya no quedan centímetros, nos sobran las paciencias de mordernos a tientas las orejas, de ser una estátua de sal en este cementerio viviente en que el mundo se ha convertido.
Parece que ha cumplido todo lo que se le exigía, todo lo que tus sueños pudieran imaginar, y sin embargo no intenta ver lo que hay tras esta chaqueta de mimbre; un hombre que en nada queda si se quita los tacones, que no se afeita, que le insulta al espejo cada mañana, que se echa colonia al salir de casa, y que ni un guantazo ha logrado quitar esa sonrisilla irónica.

Podrás decir que no otra vez, dejar que la nada nos vuelva a encontrar. Hablemos. De lo que quieras, de cosas sin importantes, sencillas, que no venga a joder este invierno la luz de la primavera; que en camiseta todo se ve más claro. Amenaza tormenta en las curvas de su espalda.

No hay comentarios: