Son las prisas que este reloj no marca, la sensación de dibujar sonrisas con pinturas de manos, las sorpresas que enredan nuestros labios, los espejos que mienten diciendo la verdad.
Ya no quedan canciones, solo historias que contar, episodios de una vida sin ganas de rebobinar la cinta. Porque aunque en esta foto ya no están lo de siempre y están aquellos que no siempre estarán, sobran los motivos para saltar de precipio en precipio con la conciencia tranquila de que una vida no es suficiente para respirar el aire de los suspiros de tus pensamientos.
Otros pasaron, saludaron y un corte de mangas te mostraron. No queremos cartas falsa en esta baraja, solo manos entrelazadas bajo la mesa, abrazos infinitos que destrozan nuestra alma.
Siempre intentamos acertar aunque sea un rato; y cuando acertamos, qué más podemos hacer que dar gracias a algún Dios, que nos ha brindado esta oportunidad.
Porque poco o nada importa si estás a mi lado, si me sigues susurrando al oído cualquier tontería que me haga alargar esta sonrisa hasta las orejas. Porque necesito necesitar.
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