29 dic 2011

Restos de un naufragio

La taza de café solo y sin azúcar está vacía.
Su calor ya se ha marchado de mi cuerpo.
La música rompe el silencio de estas paredes amarillas.
El tabaco rebosa saturado de ceniza.
Los pies en alto,
la mirada perdida.

Intentando alargar la noche para acortar el día.
Conversaciones trampa,
dudas que me suben por la espalda,
que me susurran en el cuello,
y en un pequeño suspiro
hacen temblar todo mi cuerpo.

Suena otra nueva canción,
y recostado en la luna, cigarro en mano,
empieza a dibujarse una sonrisa.
Se rompen...
se deshacen lentamente.
Las ilusiones en los días
que transportan los pies en baldosas heladas.

Febrero suena demasiado lejos.
No dediqué un solo segundo de atención a los lunes de octubre,
permití que las lluvias de noviembre nos calasen en los huesos
y dejé que diciembre cerrase la habitación sin luz.

No queda sangre en la nevera que de vida a tu cuerpo.
La morfina que encuentro en el aire de mis suspiros
no droga los momentos de manta y colchón.

No hay comentarios: