8 dic 2011

Sin afeitar

Hoy nada queda, se consume el cigarrillo entre los dedos, la copa entre los labios.
Resuena en mi cabeza, atormenta mi paciencia, satura mis venas.

Pero todo será un poco diferente, saldremos a volar. Ilusiones, nuevas sonrisas, y más prisas acompañadas de paciencia y saliva. Me río demasiado, quizás en exceso; pierdo el respeto, la coherencia y la visión. Sin ser recomendable, me agarro fijamente de la mirada, me cuelo en cualquier hueco de tu tiempo.
El miedo es el segundo plato que peor sienta. La venganza y el rajismo es el postre que nunca tomo; a mi me amargan los dulces amargos.

Pero continuemos con mi historia. Vamos a escribir este libro de nuestra vida: capítulos trepidantes en el que las tristezas no sean más que un mero trámite para llegar a ese apocalíptico final, a ese ápice de felicidad en el último suspiro de nuestros segundos. Nadie puede condicionarlo. Quizás ayudar a conseguirlo, pero nada más. No dejes que nadie lo maneje y se haga dueño de él únicamente porque nadie le ha enseñado a vivir; la envidia es muy guarra.
No quiero un corazón cinco estrellas, no quiero guarniciones para cenas en noches sin lunas; quiero corazones con estrella, sonrisas con forma de caricias.
Cógeme de la mano que te doy una vueltecita con final de cruce de miradas.

He aprendido a ser paciente dentro de mi impaciencia, de mis ganas de tenerlo todo y en el momento que lo quería. Sigo siendo aquel cagón que no mueve casi un centímetro sus pies por miedo a perder la estabilidad y el equilibrio por el pánico que alguien ocupe su baldosa vital, por el respeto que da tu mirada tan de cerca...

Giras un momento la vista atrás. Un año desde que la vida cambió, desde aquel giro necesario. Ahora, y solo ahora puedo decir lo necesario que fue perderme en esa carretera y verme obligado a coger ahora este tramo. Tantas cosas serían y hubieran sido diferentes que me acojono solo con pensarlo. Quién sabe si hubiera sido mejor; quizás. Pero pese a los momentos complicados... no hay nada que cambiar, y eso que hice cosas más mal que bien, pero mira...

El futuro lo pintan calvo; y yo sin afeitar.

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