8 may 2012

Moco

Drogas entre los dedos, sueros en forma de reloj, sonrisa de Rock&Roll. Suerte con la boca pequeña que cruza estos charcos; la inmensidad al alcance de nuestros sentidos. Respiro el aire de tus pestañas, suspiro tu aliento. Serpientes que recorren tu cuerpo hasta hacerte enloquecer, hasta ver a la noche ponerse hasta las trancas de luces de colores que encierran lo escondes.

 Y en discordia se merece una canción, quizás un bolero sin opción a reproches. Entona el himno del "aquínopasanada", del testigo acusado por delito a la razón. Levantemos la mano pidiendo solo un atisbo de eso que nos retuerce. Ingenioso como el grillo de mi conciencia y espantoso como el gangoso que les habla, como el poeta de carretera que cada tarde se amotina en las pupilas de las vertientes de nuestros huesos.

Quién invento esto... quién dejó de lado la arrogancia y el despecho. Caducan las fotos de la pared, las sonrisas sinceras, los cafés frente al mar, el mirar la hora sin tener idea de marchar.
Son los placeres domésticos, todo lo que no seré, aquello que algún día inventaremos. Ese niño pequeño, esos restos de alguien que no era, la raiz de los hierbajos sin talar.
Las excusas de ahora, las palabras calladas de ayer, los engaños del futuro. Razones de la sinrazón, del cegarme, de atascarme siempre en el do de mi sol.

El recreo se acaba, ya no hay nadie que espere al llegar a casa; la comida se mira y el beber ahoga esta garganta como desfiladero que agoniza en cada instante, en cada rutina.
Dame un papel y te escribo las palabras sordas que mi afonía impide expresar. Dame un cielo y te pinto el sol. Dame una vida y escribamos nuestros días, nuestros fracasos y victorias, nuestras ofensas y dudas, nuestros contigo y sin ti.

Somos líneas, sucesión de los puntos de nuestas vidas; paralelas cruzadas por casualidad, que equidistantes encuentran un sentido, una dirección. El vector inventado, la hipotenusa de los sueños, la bisectriz de la inocendia de ver lo que los días grises no dejan ver. Porque aunque las nubes lo tapen, todo brilla como siempre pero no lo sabemos ver.

Firmemos la paz antes de que sembremos la guerra, pero no me mires con esa carita de pena donde agitas los ojos como si de alas se tratase, como si un semáforo que en cuestión de segundos fuera a cambiar para siempre.


1 comentario:

Mr. Spank dijo...

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