6 dic 2015

Lo he vuelto a hacer

La voluntad no buscada, un mal gesto a las cinco de la mañana, quizá la falta de ganas. Otro vaso derramado, otro verso mal contado, ese nexo de separación entre lo mío y lo propio. Es esa sensación, ese vacío en forma de precipicio, obsoleto por definición, simple pero eficaz. Directo a la sinrazón, estúpido, pardal, acérrimo a la no verdad, consuelo, para qué mentir, y dejarse llevar.

Ya no pago en calor, ya no te llenan los huecos, son todo silencios de ascensor, torpes y aturdidos por no saber dónde esconder la cara de la moneda que un húmedo y fresco diciembre te ha decidido mostrar.
Ando por los tejados, gato pardo, lías parda, melancolía en vena, ese extraño sabor parecido al de comerse la vida, la tenue pero expresiva sonrisa que se te queda al darte cuenta que mañana será otro día.
La canción que en forma de misiva retrata la vida, la falsa modestia en el día de la bestia. Expresando los defectos, nada concreto, todo etéreo. Sonrisas de bote, conservas de apariencia, me agarraste la pechera.

Camino erguido, torpe pero atolondrado. Ya no quedan más calles que patrullar en esta triste urbe, solo el aguacero del tiempo que en forma de realidad te deja amarrado a otra sirena en este naufragio. 
Agoniza el año, se derrama gota a gota, día tras día, y nos deja mirándonos con cara de bobos. Se me cuelan entre los dedos todos y cada uno de los complejos, caducos y taciturnos, inocuos, invisibles al intelecto de tus ojos.
Lo he vuelto a hacer. Me he dejado marchar. Me he vuelto a creer mis propias mentiras. He postrado mis rodillas como clamando al destino algo de coherencia. Quizás me falte paciencia y me sobre pausa.
Ahora me atrinchero, me desgasto como la piedra de un mechero. Apremian las horas, se deslizan hasta el ahora los minutos desperdiciados sin mirarnos.

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