10 dic 2015

Lo que queda

Sal en la herida, habitaciones vacías, llenas de soledad y ciertos toques de reproche.
Despertares que buscan manos debajo de las sábanas, sucias miradas que traspasan abrazos de cuerpos haciéndose uno.
Risas forzadas, apariencias de felicidad que se diluyen en la que siempre es la última de vodka hasta que venga la siguiente.
Restos de café, palabras de eternidad, promesas que nunca podremos cumplir, mentiras que tampoco queremos creer.
Puertas abiertas que esconden a un hombre maldito.
Torpes despedidas, un hasta la vista, puede que nos volvamos a encontrar.

Piel en carne viva, restos de maquillaje, palabras vacías que ya nunca vuelven.
La sensación de tener que aprender otra vez a andar, midiendo cada paso, fingiendo que no duele demasiado.
Relojes, atronadores tic-tacs, algunas verdades que no te voy a contar.
Tormentas, puestas de sol, tardes remoloneando por escondernos tras el colchón.
Miedos, filias, pero sobre todo fobias; fotos que cuentan demasiado, instantes que lo son todo.
Veranos, inviernos, tontos que pasan absortos ante tus ojos.
Frío, mucho frío, como una mano recorriendo la espalda, un puñal que parece que desgarra.

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