14 feb 2016

San Valentimo

Muchos se deshacen en halagos hacia sus parejas en un día tan señalado en el calendario. "Cariño, te quiero tanto que vamos a tener toda la personalidad del mundo y vamos a celebrar como todo hijo del dios consumismo que hoy nos queremos mucho". Y así nació San Valentín.
Como si no existieran en este año bisiesto otros 365 días para mostrar en los pequeños gestos, que para ti esa persona significa algo más que un ser vivo que se alimenta, se relaciona e incluso se reproduce. Pero no, en un arrebato de amor prefabricado, tengo que comprarte una cajita de bombones, unas flores y pagar una cena en un sitio caro y cuqui para luego acabar muertos de hambre tomándonos un MacFurry de postre, cual fantástico y cotidiano día normal.

Porque creo que ya está bien que nos digan cuando tenemos que mostrar nuestro amor y gastarnos un poquito la pasta. Vale, puede que ahora estés pensando que soy el clásico tío que va en plan de malote construyendo su vida en contra de los estereotipos que esta sociedad nos impone. Pues si eso quiere decir que tengo que compartir en las redes mi fantástico vídeo de mis "amistades" y tengo que salir por narices y como si no hubiera mañana la última noche del año, pues... ¡Sí! Un poco malote sí que soy.

Muchas parejas salieron ayer de su fantástica monotonía para ir a algún sitio romántico a cenar, no sin antes teclear en Google "sitios románticos para cenar" -yo lo he hecho; sí, soy culpable, llévenme-, y compartir con esa persona tan importante un delicioso y escaso majar al calor de unas velitas. Son esas parejas las mismas que cuando vas caminando por la calle están cada uno con su teléfono móvil sin hacerse ni puto caso. Esas que se ven sin mirarse, esas que se miran y no se reconocen, pero que sienten que por lo menos una noche "han hecho lo correcto".

Y es que ya no se trata de San Valentín sí o San Valentín no. Estamos hablando del amor de plástico, de la falta de complicidad con la persona que tienes delante, del complemento incompleto que puede que caliente tu cama pero no tu alma. No seré yo quien de lecciones y menos de esto, pero yo qué sé, un poco de personalidad, solo un poco, a la hora de hacer las cosas.
¿Porque saben qué...? Las mejores cenas románticas que he tenido en mi vida han sido un martes o miércoles, en el sitio más sencillo de la ciudad -con las mejores bravas, eso sí-. Porque al final lo que se estaba celebrando en esos momentos es que después de un largo día habíamos sacado un hueco para estar juntos y contarnos la vida. 
Y de verdad, eso es para un servidor lo extraordinario en lo ordinario; no que me digan cuando y cuanto tengo que gastarme para estar con la persona que quiero.
Cada uno y cada una que haga lo que quiera. Yo puedo comprender que puede ser muy bonito y súper romántico. Pero es que el amor no se fabrica. Y todo lo que no es de verdad, estaremos de acuerdo, podemos utilizar la calificación de timo.

No hay comentarios: