3 ene 2014

Carta a un desengaño

Eres mezquino,
tuerto de corazón,
elegante con el alma.
No te gusta el consuelo,
apartas lo que huele a fracaso.

No es la risa todo lo que reluce,
ni duda lo que siembras
en las noches más sombrías.
Te seduce ver el amanecer
con una copa en la mano,
tocarte pensando en otra página de diario,
pasarte las meses borracho.
Regentas el bar de la vida,
regateas el penique a la peluquera: zorra embustera.

Que no te hablen subiendo por el cuello.
Las manos son sordas al desengaño,
al pecado más burdo que el simple placer.
No te acuestas rendido a unos besos,
mejor hacer cuentas con lucifer.