29 ene 2015

Atreverse a atrever

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Ya lo decía aquella película francesa: "son malos tiempos para los soñadores". 
Y es que en estos años complicados para la sociedad, donde la crisis está haciendo mella en la forma de ver las cosas; si a eso le sumas el propio pesimismo y la falta de confianza en uno mismo, resulta complicado dar un paso si titubear.
Los Vetustos ya motivaban mi iPod con ese rintintín de "dejarse llevar suena demasiado bien". Y son cientas las canciones que han ahogado madrugadas en mi cama, dándole vueltas a las dudas de levantarme al día siguiente, a sacar fuerzas y encontrar el sentido de pasar frío, de viajar en autobuses e imaginar las historias que a cada uno le lleva a coger el metro.
Porque de verdad, que no es fácil que después de una taza de café las ganas vengan a vestir tus sueños, tu rutina. 
No son una ni dos las inseguridades, que como rabos de lagartija: las cortas y te vuelven a crecer. Son muchas las veces que por miedo a vivir esto se convierte en un sinvivir. 
Me falta iniciativa, pero me sobran las ganas. Me falta convicción, pero me sobra devoción.

Todos tenemos nuestras filias y nuestras fobias. Admiro a aquellos que persiguen lo que quieren sin dar rodeos a las cosas. Contemplo con estupor como son muchos los que se alimentan chupando la mierda de culos ajenos, riendo las cuatro tonterías que puedan escupir por su enorme bocaza. 
Quizás el que lo está haciendo mal soy yo, que lo "normal" es eso. Quizás es que hay que hacer rodillas para gustar, para demostrar lo atrevido o atrevida que eres.

De pequeño, no sabía responder a esa típica pregunta de "qué quería ser de mayor". Parecía como si las cosas, simplemente fueran viniendo, iban ocurriendo. Luego ya crecí y entendí que en ocasiones hay que dar un pequeño giro de timón y corregir el rumbo, de vez en cuando.
Creo que una de las cosas más importantes en esta vida es atreverse a atrever. Y si no es así, por lo menos no defraudarse a uno mismo. No es fácil tomar decisiones, intentar ser, no mirar atrás.

Sigamos nuestro camino, tarareemos esa vieja canción y dejemos que el presente nos venga a visitar en forma de futuro.