30 abr 2011

Nada

¿Quién ha dejado la puerta abierta,pudiendo pasar esa sonrisa que hasta en primavera hace que me tiemblen las piernas?
Tiemblo. El teléfono suena y quizás seas tú, contándome esta vez que estás bebiendo alcohol. Pequeña, en ese momento estábamos haciendo lo mismo pero en lugares distintos; como distintos son nuestros mundos y lo que buscamos, pero ya sabes, tarde o tempranos nuestros cuerpos se encontrarán en la oscuridad de una noche, copa en mano o no, eso no importa -o sí-.
Pero quién puede decir no a un corazón capaz de dar algo de vida a éste que no lo tiene.

Escucho canciones que creía olvidadas, olvido encontrando, pierdo comprándole un caramelo al diablo, pidiéndole una cita, marcando la baraja, trucando la ruleta rusa, soñando encontrarme bajo esa blusa que nunca me he atrevido a mirar, eclipsado por tus labios.

Vengo de un lugar donde nada se convierte en todo, donde el oro somos nosotros y el lodo de los zapatos gastados mancha el suelo recién fregado.

La ciudad se hace pequeña. En esta cama sobra espacio para dos. En estos brazos falta algo. En esos labios; en esos labios no me atrevo yo a buscar la nave para surcar los mares de tus besos.

17 abr 2011

Ya hace un año


Pronto va a hacer un año que tomé la decisión de dar un giro a mi vida. De que nadie decidiera más por mi, de intentar dejarme llevar y que en el camino por fin sonase demasiado bien.

Un año en que he podido encontrarme un poco conmigo mismo y separarme un poco de las cosas que no me hacen bien. Parece cobarde,¿no?
Apartar de uno esas cosas o personas que no gustan, empezando como aquél que dice por casa, por el lugar donde descansas cada noche, donde te alimentas cuando el tiempo no atrae los segundos.
La espera nunca fue mi estilo, la desesperación siempre me acompaña en cada abrazo que no doy.
Suenan campanas de historiaa pasadas. Cosquillas en la tripa que olvido en cada copa abandonada al olvido del alcohol en vena de las noches perdidas en que no encuentro sonrisa que llevarme a la boca.
Busco pero no encuentro. Y mientras tanto, caminos de piedras envuelven los dedos de mis pies esperando que las huellas que todavía no he dejado hagan menos daño que las huellas del pasado.
Cuando piensas que no hay nada que te pueda joder, cuando piensas que eres el tipo más duro que puedas encontrarte, algo destruye lo que a su paso encuentra; aquello que creías que tras tus puertas escondías como el mayor de tus tesoros.

Ha pasado un año en que nuevamente van entrando y saliendo personas en este melodrama de la vida. Hay cosas que han mejorado, claro está; cosas que están por mejorar.
Pero me paró un momento y la situación es bien distinta.
Sé a quien tengo, a quien no puedo tener, a quien no quiero tener.
Antes, lo estaba pensando; y es que creo que soy una persona a quien le cuesta demasiado mantener unos lazos durante mucho tiempo. Es como que de tanto en tanto borro la pizarra donde están escritos un montón de nombres, cambio de aula y empiezo a apuntar otros tantos con la esperanza de que alguno se mantenga a la hora de volver a borrar.

La cama es un buen lugar para tumbarse y que suene alguna canción de esas que te recuerdan a algún momento de tu vida. Pon la banda sonora de tu vida y deja que corra el CD.
Perder el tiempo es una pérdida de tiempo.

11 abr 2011

All right

Pequeño desastre animal. Dudas sin pregunta; respuesta sin dudar.

Odio la prisa sin rumbo, los espejos sin alguien abrazándote por la espalda, los paseos en las mañanas de verano, las falsas palabras, el eco en una habitación cerrada, que 21 gramos sea el peso del alma, el reflejo de uno mismo en el agua, las noches sin brazos a los que agarrarse, las ansias por llegar a ningún lugar, el espeso sabor a café fuera de mis labios...

Odio las falsas palabras, las personas que buscan y encuentran, las que creen que saben más de lo que no saben, los que no dudan, los que escuchan sin oír, los que sonríen cuando quieren sonreír, los que escupen al aire, los que dicen y no hacen, los que miran pero no hacen, los que dicen que hacen y no hacen, los que piensan pero no existen...

Odio esperar cosas de la gente, los fracasos, las duchas rápidas, lo que no sorprende, lo que no te deja sin aliento.
Odio el humo de mi boca, la sonrisa de la tuya cuando miente, las miradas cruzadas que esperan que hablen por sí solas, los deseos...

La arena se cuela entre los dedos de mi pies,.Ellos sonríen creyendo que todo va bien, que no puede haber nada en este mundo que ensucie ese preciso momento. Pero termina, y todo agua llega a su cauce con consecuencias desbordantes, rutinas aplastantes.
Háblame que muerdo. No soy esa clase de persona que piensas que no soy. Soy precisamente aquélla que ahora mismo nadie querría, que apartaría por miedo a que no me diese todo lo que puede dar. Insistes en ello, y yo...yo no puedo. No debo.

Sabes, hay veces que me olvido de sonreír, me olvido de lo que tengo entre manos, de quien me las coge cuando todo no va cuando debería de ir. Me olvido de olvidarme de quien no soy.
Me quedo mirando el puñetero reloj esperando que marque las 12 de la noche y todo acabe y empiece de nuevo; como si nada hubiera pasado, como si volviese a ese lugar del que parece que nunca debí salir y la felicidad era más o menos estable.
Volvamos a donde los sueños se pintan en folios de colores, donde no existe el miedo ni el dolor, donde todo se arregla.
Todos los domingo me suelo jurar que cambiaré de vida, pero llega el lunes y todo el mentira; las mismas caras, las mismas rutinas.

Felicidades campeón; son 20 ya los que cubren tu osamenta y poco o nada se arrepiente en tu pensamiento, pero poco o nada te viste con el bordado de la felicidad.
Cominamos en círculos esperando que alguien nos pare. Pero...¿y ahora qué hacemos?


2 abr 2011

Cuatro paredes

Llegas a casa por la noche, sobre las 10.
Tocas al timbre y casi con la calidez de un abrazo se abre la puerta del patio. El ascensor, siempre en el último piso.
Llegas. Un beso y abrazo te recuerdan que es en esa puerta donde te esperan.

Pero todo eso se esfuma en poco menos de una hora. Cuando ves que tú sobras en esa casa; que no eres como ellos, que no puedes encerrarte en esas cuatro paredes y esperar que pasen los años.
Te prometiste ya hace un par de años que nadie decidiría por ti y opinaría.

Dame una habitación, una casa, un hogar donde sentirme solo y que sean otros los que toquen al timbre, y que sea yo el que bese y abrace. ¿Quién te espera cuando yo no estoy?
No puedo hacerlo; soy demasiado egoista para hacerlo.
Necesito aire, salir de aquí, me doy cuenta cada vez más del mundo tan ámplio que me estoy perdiendo en cada segundo.

Camino compartiendo el sonido de una canción con los que pasan a mi lado. Fumo esperando que ese humo en mis pulmones ensombrezca todo lo que parece felicidad.
¿Saben?, nada sigue claro con respecto a mi. Pero he aprendido casi a vivir sin respirar.
Espero que las olas del mar en una noche de verano me muestren la soledad de una habitación sin luz en la que no estoy ni yo ni tú; solo unas persianas que no dejan pasar la luz de la madrugada y sí una esperanza jamás encontrada.