30 dic 2011

Marcha allá

Al final nada queda. 
Nadie espera al llegar a casa. 
Las mantas y el helado no compensan
este frío que me sube por los pies.

Me congela esta rabia, 
esta inestable estabilidad. 
Me enfada que salga todas las noches la luna 
y no sea nunca para verme.
Que acapares mi espacio, 
mi gente, mis frases, mis risas... 
Que compartas con todos menos conmigo, 
y que sin embargo no puedas estar sinmigo.

Caprichos de poder, 
respeto a lo que no se puede ser.
Algo nos pasa por la frente,
no arden las cenizas del talvez.

Risas y riñas a escondidas, 
palabras que nunca nos dijimos 
y que ahora nos castigan. 
Reproches al oído de otros. 

Nos besan mujeres distintas, 
nos contentan las mismas. 
El disfraz de la impersonalidad 
ya no tiene dueño. 
Nos sobran pañuelos 
donde limpiarnos este sueño 
que nunca cumpliremos.

29 dic 2011

Restos de un naufragio

La taza de café solo y sin azúcar está vacía.
Su calor ya se ha marchado de mi cuerpo.
La música rompe el silencio de estas paredes amarillas.
El tabaco rebosa saturado de ceniza.
Los pies en alto,
la mirada perdida.

Intentando alargar la noche para acortar el día.
Conversaciones trampa,
dudas que me suben por la espalda,
que me susurran en el cuello,
y en un pequeño suspiro
hacen temblar todo mi cuerpo.

Suena otra nueva canción,
y recostado en la luna, cigarro en mano,
empieza a dibujarse una sonrisa.
Se rompen...
se deshacen lentamente.
Las ilusiones en los días
que transportan los pies en baldosas heladas.

Febrero suena demasiado lejos.
No dediqué un solo segundo de atención a los lunes de octubre,
permití que las lluvias de noviembre nos calasen en los huesos
y dejé que diciembre cerrase la habitación sin luz.

No queda sangre en la nevera que de vida a tu cuerpo.
La morfina que encuentro en el aire de mis suspiros
no droga los momentos de manta y colchón.

26 dic 2011

Navidad en los bolsillos

Vienes a buscarme por Navidad. Dices que son tiempos de familia, de cambios, de reconciliación, de búsqueda de nuevos proyectos.
Las luces de la calle, los bochornos de la gente cargadas con más bolsas que ganas, con menos dinero, pero con las mismas ansias de gastar que cada año.
Señores, las pascuas han llegado. Las aceras no nos dejan cogernos de las manos. El frío es paliado con un chocolate caliente y un flexo ilumina unos papeles que te miran con cara triste esperando el calor de tu compañía.

Bienvenidos la época del año más falsa que ha inventado el consumismo hoy por hoy. Cambiemos nuestros fracasos por el capricho de unos zapatos nuevos. Hagamos como que tenemos una familia que nos quiere y que nos entiende, aunque solo sea por esos platazos que te obligan a engullir.
La época por excelencia donde envuelven con papel Albal la soledad que durante todo el año intentas esconder; ahora es el momento de regalarla.

El otro día, en uno de esos clásicos navideños que es ir con un viejo amigo el día de Nochebuena al cine, le hice la pregunta más inocente que se le puede hacer a alguien "¿Cómo se plantean estás Navidades?". Sorprendente respuesta:
"Con poca ilusión, la verdad. Cada año menos. Serán cosas de la edad, pero es como que la ilusión se va perdiendo con los años, ¿no?. Ahora ya no tienes tanta ilusión para levantarte cada mañana..."
En cuento terminó, enmudecí. Y en forma de suspiro me salió un "ya...".
Qué decir cuando ves que en el fondo tiene razón, y ves alentado tu melodramatismo patológico.
Pero quizás suene un poco más duro, más empático, cuando sale de la boca de otra persona...

Te ves con casi 21 y todo por hacer. Además ves como tu ilusión en forma de montaña rusa te va jugando malas pasadas, dando golpes de un lado para otro, casi sin ver donde caerte, donde abarcar tus brazos.
Y lo más desalentador, es ver cómo la gente que te rodea va haciendo su vida, va fabricando sus proyectos, se equivocará más o menos, pero ahí va. Sin embargo, tienes la sensación de ir sobreviviendo a los días. Vas saltado baldosas inestables como si de un videojuego se tratase...

Lo sorprendente es que pese a todo, has logrado recuperar el vuelo, has logrado que te saquen una sonrisa, has ganado en ilusión, y quizás en autoestima, algo que nunca habías sabido qué era.
Terminas el año con la sensación de haber aprendido cosas, como pasa siempre, pero de todos modos, has seguido cometiendo los mismos errores, los mismos fracasos.
Pero si hay algo que poca gente me podrá reprochar es esa autenticidad, como punto fuerte de uno mismo...

Me preguntaban anoche que si esperaba algo ya de este año. La respuesta es rotunda; no.
No espero nada en estos días que restan de un año como este, que me dio todo cuanto hubiera querido para empezarlo y después por mis 20, me lo quitó todo; me dejó tirado como un perro en la autopista.
Luego me dio estabilidad, quizás lo que necesitaba. Y para la recta final de él, me dio personas; me enseñó que había estado perdiendo el tiempo, y que nada ni nadie puede conseguir impedirme ser yo.
Por eso, mediante esas personas, aparecidas casi por sorpresa, que encontré casi tropezando, una vez más he podido descubrir lo equivocado que he estado.
Es por esto que prefiero que me deje como estoy, que al final, no se está tan mal. Como mucho pido que, como si fuera una serie de televisión en la que una temporada va a acabar, me crease una trama, algo que me enganche, que me de una ilusión para la siguiente, para el año entrante. Puede sonar un poco raro, pero la ilusión es demasiado importante, y más en estas fechas tan delicadas y marcadas, en las que las sillas empiezan a desaparecer de la mesa.

¿Es una fiesta entonces para los que estamos? ¿Para celebrar que estamos vivos? ¿Para recordarnos algo...a alguien?
No me gusta ese mero trámite de felicitar estas fiestas, porque no sabes si para el que tienes delante van a ser unas felices fiestas...

Esta es la Navidad que hemos inventado; la carente de sentido, la del frío y calles abarrotadas. Y en mi caso, la de la mesa llena de apuntes y con el culo inquieto porque alguien me saque a pasear...
Es así, no es ni más ni menos triste.

Por cierto, antes de que se me olvide: Feliz Navidad, que todos tus deseos y proyectos se lleven a cabo y encuentres esa felicidad que todo el mundo busca.

22 dic 2011

Amanecer con alcohol

Rodeando rotondas con dos copas de menos, borrachos y desesperados nos buscamos, nos descojonamos, nos retorcemos en este huracán que sopla fuerte, que nos transporta a lugares donde nunca pensamos que podríamos tocar el cielo.

Nos violentamos queriendo seguir soñando despiertos esta irrealidad que yo me monto. Nos regodeamos pensando que pienso lo que podría ser. No buscamos a escondidas con la mirada, nos encontramos, y seguro que es mentira, que son imaginaciones mías.

Somos lo que pensamos y lo que no decimos. También lo que hacemos y lo que nos gustaría hacer. Estas cosas nos delatan, nos dejan desnudos ante el mundo, que está dispuesto a tirar a cuello a la mínima que falles, que te dejes llevar por esas faltas de coherencia y rigor.
Vestidos vemos amanecer, y como dice la canción, con cara de locos, mi mano recorre tus hombros, abarcando tu cuerpecillo de mujer, mientras que tu melena el viento y la brisa marina se la lleva.

Vamos caminando entre carcajadas y lágrimas, entre ungüentos y perfumes que camuflan calendarios sin pasar, miedos por descubrir, palabras que no nos atrevemos a decir con los labios tan lejos y las ganas tan cerca.
Me escondo bajo mi cama a que pase la tormenta, a que los monstruos se vayan de mi cuarto que está oscuro y que aparezcas tú abriendo la puerta y abrazándome, me arropes como a un niño pequeño susurrándome al oído "aquí no pasa nada, conmigo siempre estarás bien".

Con el corazón blandito, la hiel en un puño apretado, la sinceridad y coherencia en mano abierta.
Los pliegues de tu cara cuando tus labios se estiran es el lugar donde mis pupilas se esconden cuando te tengo delante.

Bebamos hasta olvidar lo que somos, lo que nos gustaría ser y lo que nunca fuimos por miedo a ser. Mientras tanto, túmbate conmigo y dejemos pasar la vida hasta las 10...

17 dic 2011

La historia

Nos dolemos, nos maldecimos, nos vencemos, y hacemos del sufrimiento nuestros mejores momentos.
Las canciones viejas cuentan historias, narran mentiras, amansan las fieras.
No nos perdonarán los pecados, nos robarán la redención dejándonos desnudos ante la educación.
Permanecen los ojos, las pestañas son los toldos, los rincones donde se reflejan tus pensamientos y se proyectan tus ideas.

Bajamos despacio las escaleras que nos acercan. El giro de cabezas ante el cruce de miradas ocupa demasiado espacio en estas baldosas, pero un ratito en tus manos nos transporta, me transporta, me hace levantar estos sucios zapatos gastados de no caminar, de esperarte sentado y que me veas andar hacia ninguna parte y no me pares...

Sería egoísta decir que las cosas no marchan como a uno le gustaría, de torpes hacer que cambien, de inútiles perder el tiempo recordando e incluso mirando cosas que no aportan nada.
Cuando te das cuenta de que alguien no te puede dar nada, que no tiene nada que aportar, y ves que por otro lado hay más gente que da vértigo del potencial que pueden llegar a tener y lo que puedes llegar a aprender de ellos... Llamadme egoísta, pero voy a absorber todo lo máximo; quiero aprender de ti.
Dame toda la serenidad, la tranquilidad y coherencia que me falta a mi...

Vamos a continuar esta gran historia...

8 dic 2011

Sin afeitar

Hoy nada queda, se consume el cigarrillo entre los dedos, la copa entre los labios.
Resuena en mi cabeza, atormenta mi paciencia, satura mis venas.

Pero todo será un poco diferente, saldremos a volar. Ilusiones, nuevas sonrisas, y más prisas acompañadas de paciencia y saliva. Me río demasiado, quizás en exceso; pierdo el respeto, la coherencia y la visión. Sin ser recomendable, me agarro fijamente de la mirada, me cuelo en cualquier hueco de tu tiempo.
El miedo es el segundo plato que peor sienta. La venganza y el rajismo es el postre que nunca tomo; a mi me amargan los dulces amargos.

Pero continuemos con mi historia. Vamos a escribir este libro de nuestra vida: capítulos trepidantes en el que las tristezas no sean más que un mero trámite para llegar a ese apocalíptico final, a ese ápice de felicidad en el último suspiro de nuestros segundos. Nadie puede condicionarlo. Quizás ayudar a conseguirlo, pero nada más. No dejes que nadie lo maneje y se haga dueño de él únicamente porque nadie le ha enseñado a vivir; la envidia es muy guarra.
No quiero un corazón cinco estrellas, no quiero guarniciones para cenas en noches sin lunas; quiero corazones con estrella, sonrisas con forma de caricias.
Cógeme de la mano que te doy una vueltecita con final de cruce de miradas.

He aprendido a ser paciente dentro de mi impaciencia, de mis ganas de tenerlo todo y en el momento que lo quería. Sigo siendo aquel cagón que no mueve casi un centímetro sus pies por miedo a perder la estabilidad y el equilibrio por el pánico que alguien ocupe su baldosa vital, por el respeto que da tu mirada tan de cerca...

Giras un momento la vista atrás. Un año desde que la vida cambió, desde aquel giro necesario. Ahora, y solo ahora puedo decir lo necesario que fue perderme en esa carretera y verme obligado a coger ahora este tramo. Tantas cosas serían y hubieran sido diferentes que me acojono solo con pensarlo. Quién sabe si hubiera sido mejor; quizás. Pero pese a los momentos complicados... no hay nada que cambiar, y eso que hice cosas más mal que bien, pero mira...

El futuro lo pintan calvo; y yo sin afeitar.

1 dic 2011

Decepción

¿Quieres saber quién soy?
Soy tu peor enemigo, tu fracaso, tu bochorno al encontrarnos; la ruptura de miradas enquistadas.
Quiero todo de ti y no puedo obtenerlo. Busco un desencuentro, una falsa apariencia que no me lleve por ese caudal del río donde me ahoca el desatino.
El bluf de aquel del que no esperamos lo que obtenemos, el día enrarecido de los amigos perdidos, de los besos olvidados – o mejor dicho, no dados-.
Quiero siempre más, y me encuentro como un mosquito en las redes intentando seguir. Pero es imposible: no puedo... Resignado intento volver hacia atrás, pero me encuentro atrapado en mi mismo, y no hay marcha atrás, no hay retorno...
Muchos cayeron intentando que yo satisficiera mis necesidades. No siento pena. Añoranza quizás; pero si cayeron y yo sigo caminando de tu mano, es porque realmente no las necesito: no me necesitan.
Recuerda quien eres porque yo te haré olvidar. Piensa un segundo que puedes tocar lo más alto con la puntita de los dedos, y yo mismo me encargaré de recordarte la mierda que eres.
Ya no suenan la olas en nuestro abrazos. Ya no hay viejos para nuevos consuelos en hombros de cualquiera que le guste trasnochar.
No te reconozco. Me ahogo en mi recuerdo.
Corte de mangas al destino, me pongo otros pitillos, me hundo con mis dedos intentando encontrar sentido.
Solo ya no lloro; ¡a tomar por culo con todo!
Pistolas en la sien que amotinan y entrecruzan nuestras miradas en la guerra más perra de todas las batallas: tu y yo desnudos frente a frente, aguantando la mirada. Intentando disimular que aquí no pasa nada, que las falsas palabras y fantochadas nos maltratan, nos agotan, nos desgantan.
Y después de tanto tropezar, y una vez más, dando tumbos, he llegado aquí.
La verdad, no se está tan mal.
Todo es mentira menos lo que únicamente tu y yo sabemos que es verdad.
El problema: es que ninguno de los dos sabemos verdaderamente lo que está pasando; tenemos miedo, respeto...
Y mientras tanto...días pasan, las cervezas no emborrachan, y me he quedado más solo que la luna.