24 dic 2014

Morir en Navidad

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Sí, así es. Como un apretón que acaba enseñando la cabeza y como la aguja de un reloj que sabes que tarde o temprano acabará por volver a las 10:10. 
Es una costumbre, un cumpleaños que salvo que hayan niños pequeños en tu casa nunca quieres celebrar. Esa es la Navidad.

Para mí, la Navidad es como esa fotografía que al mirarla te das cuenta de que este año no están todos o de que los que están ya no salen tan altos y tan guapos. Nos pasamos el año engañando nuestra memoria, diciéndonos que nosotros no somos eso, renegando de la raíz, de aquello que supera al hueso y la piel. Para que luego, durante unos pocos días, mediante un chorro de realidad te venga todo de golpe y tengas que hacer como que aquí no ha pasado nada.
Es como una canción de Sabina; ambientada en noches que quizás no sean tan buenas y a las que de repente te pueden entrar pánico escénico. Te viene a recordar que diciembre no es abril, que aunque juegues en casa, es un trámite que hay que pasar para llegar vivo a enero.

Empecé el año repitiendo una y otra vez que este 2014 estaba siendo una broma. El problema es que nadie me creía, ni sabía cuán de pesada podría llegar a ser. Ha sido como chiste sin gracia, una tontuna de esas que suelta tu tío el facha -todos lo tenemos-. Y claro, a unas horas del gran evento nadalenco y unas letras de Urquijo de fondo, a uno se le calienta el alma.

Hace años que no me entusiasman estas fiestas, de verdad. Y es que además, las llaman fiestas: tócate los huevos don Miguel. Creo que en esto, la sociedad y yo, no tenemos el mismo concepto.
Todo empieza por esa patología que tengo de ir un poco en contra de lo que se impone; véase cenar en plan "soy rico", juntarme con gente que dícese ser mi familia por el único hecho de que los dos vengamos del homosapiens y tengamos sangre del mismo color. 
Sí. Gracias a esta ecuación que me acabo de inventar, cualquiera - bueno, cualquiera no- podría ser mi familia y está invitado a celebrar la Navidad en mi casa. Siento si alguno que provenga del homosapiens y tenga del mismo color que yo la sangre no lo considero mi familia, pero es que joder, hay gente que se esfuerza como mucho para ser un hijo de puta -siempre con perdón a las personas que tienen como progenitora un oficio como tal-.

Pero no nos desviemos buscando nuestra identidad. El tema es que la Navidad es como los granos: cuanto más mayor eres menos te sale celebrarla. Porque al principio, como los granos, pues piensas que es lo que toca, que ya crecerás y no tendrás que tenerlos. El problema viene que cuando ya has crecido, no es que eches de menos esos poros atormentadores, sino a la gente por la cual darías la vida con tal de que te dijeran cuánto habías crecido y lo orgulloso o no que estaban de ti.

Quiero desearos cuanto bueno merezcáis; pero no ahora, sino en vuestra vida. Y si tengo que pedir un deseo, con miedo a que si lo digo no se cumpla -pero por llevar la contraria, lo que sea-, pediré únicamente eso: que a las personas buenas les pasen cosas buenas. Algo tan simple y complicado como esto. Que la Pantoja se encuentre un pelo de su bigote en la sopa y a Bárcenas no le dejen limpiarse el culo con papel de ese que lleva pintados billetes de 500. 
En definitiva, que la gentuza deje de joder y de llenarse los bolsillos con cosas que no son suyas.

Paz y falsedad en estos días. Pensad que ya queda menos para que todo vuelva a ser como antes y quizás el año que viene no sea como era ayer.

19 dic 2014

El chico de las poesías

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Cuando no es todo lo que parece y todo lo que es se parece a la nada en la que me encuentro. El teléfono no para de sonar, mil excusas llaman y aporrean a mi puerta pidiendo explicaciones, yéndose mi vida por otra cuneta.
Es la impaciencia, la indecencia que viene cuando el frío aprieta. Gestos extraños, dardos que se clavan como clavos en nuestras manos, que atrincheran la marchita rutina. Se agrietan por mi tripa unos litros de soledad indigesta, la brisa tonta de un veraniego diciembre, el tuerto que es ciego y que parece que todo lo entiende.

Son unas notas de aquella vieja canción, de papá siendo el conductor y no tener problemas que ronden cabezas. La incertidumbre de venta al por mayor, de calendarios rotos, de penas que son menos penas entre sábanas y luz apagada.
Virulencia matinal que atenta el despertador, solapas de sobres con cartas de desamor que anhelan que se pare el ascensor. Esquinas malditas, manos que arden al notar los pies fríos, espejos abren la lata del olvido.

Ese complejo maldito, colas de lagartija que cortas y vuelven a crecer, tardes que caen como el pelo y emborronan como el acné. Bolsas del supermercado, champú y desatino, el "érase una vez" como estribillo.
Que si tuviera otra vida, me volvería a equivocar; me tropezaría otra vez con esta piedra, dormiría 3000 noches a rienda suelta, cerraría los ojos y continuaría soñando. 
Disculpen la melancolía, no pretendo ser el chico de las poesías.

9 nov 2014

El norte

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Vengo del norte, de mares eternos, de huellas en los huesos. Es líbido y pecado, el puzzle incompleto.
Las noches de espera, la ventana indiscreta, el díscolo sueño tonto que te entra de madrugada. Nadie te espera allá de donde vengo; nadie ansía este maldito cuerpo.

Las olas siguen el compás que el viento revolotea en tu flequillo. La arena se cuela en los recovecos, los celos melodía que desafina. Es el compás, la sinfonía; pon la música que yo te escribo unas letras.
Es tiempo de chaquetas, escondiendo las mollejas, ocultándote las tetas entre las telas.

Es en el norte donde yo nací de corazón, allá donde el horizonte no existe y las calles nos pierden. Otra más de ron que la garganta sigue seca, que mi voz se quiebra y esa puta música me atormenta la cabeza. Siéntate en mis piernas, cuéntame historias de piratas, de conquistas napoleónicas; que no hay más guerra que el ardiente infierno que esconde bajo el pantalón.

Que las tardes amarillas confunden la velocidad con el cochino, la droga con las sogas, los trajes con la ropa. Será que el lugar de donde vengo regalan calma y el placer de cumplir tantos años como sueños nos quedan por vivir.

5 nov 2014

Foto-momentos

htcmania.com
Es una ahora, un precipicio con la nada como final, una pared que no puedes evitar.
Es una página con la esquina doblada, unas frases apuntadas en el metro, una canción desafinada.
Es el roce de una mano, el pulso que sube cuando una mirada se encuentra, lo que queda cuando unos labios se separan.
Es ir en dirección prohibida, el kamikaze enano que nos perturba cada madrugada, el insomnio que nos mantiene un poco más vivos.
Es una persona, es un lugar, es un momento concreto, es todo lo que nosotros queremos y no podemos tener.
Es en blanco y en negro, es según del color en que se mire; una composición sin margen ni error.
Es lo perfecta que tú quieres que sea, es todo aquello que nos queda, los despojos de la rutina.
Es sincera, etérea y profunda: una ventana a un instante.
Es una mirada al pasado, el olor de las olas jadeando y los pies rotos levitando.
Es aquello que somos y que fuimos, los edredones destrozados, los besos robados cuando no miramos.
Es un reloj parado, una habitación a oscuras, un cuadro por pintar.

28 oct 2014

LaÚltimaNoche de UnTiempoNuevo

lavozlibre.com
El pasado sábado se vivía en la pequeña pantalla uno de esos pulsos entre los grandes grupos. Telecinco lanzaba el sábado un nuevo formato en prime time, después de varios fracasos en su programación. En un alarde de imaginación, los programadores de la cadena se iluminaron, cogieron la batidora y juntaron lo primero que pillaron por casa. En este caso, los ingredientes fueron los siguientes: LaSextaNoche, Abre los ojos y La Noria -cada uno con diferente suerte de audiencia-.
Y siguiendo la línea illuminati, decidieron que la mejor presentadora posible era Sandra Barreda. El resultado, pues bueno, un formato que han querido llamar Un tiempo nuevo, donde políticos se exponen a las preguntas de los colaboradores. Además, llevamos para nuestro primer programa al divertido ministro Montoro -véase la ironía-, que tiene la capacidad de que a uno le entren ganas de liarse a golpes con la televisión.

Pese a que contaron con políticos acostumbrados a tertulias donde la cera siempre está presente, no se les dejaba terminar de contestar las cuestiones y ya se les estaba preguntando por la siguiente. Por no hablar de la carencia de ritmo aportada por la moderadora Sandra Barreda, que quizás se piense que sigue presentado obras de teatro que versan sobre juicios.
Aunque mi momento favorito es cuando ponen a los políticos representantes de cada partido en unos atriles. A más de uno le salieron varices del plantón y daba la sensación de que estuvieran dando un mitin; cosa que bien lejos quedaba porque como he mencionado no se les dejaba hablar.

Mientras tanto, a solo un canal de distancia, un programa macerado después de casi dos años de emisión y estar presentado por alguien como Iñaki López, sigue manteniendo su esencia sin importarle lo que otros hagan. Esto es lo que marca la diferencia entre los buenos y los malos programas: el hecho de crecer poco a poco sin olvidarte de aquello por lo que estás en la parrilla e intentando mejorar cada día. Y eso se llama LaSextaNoche.
El dúo Inda-Marhuenda, Carmona o el niño de Podemos, fueron los encargados de llevar a lo más alto este programa en la noche del sábado. Sin olvidarnos tampoco de la entrevista a Wyoming, ese cómico y líder de opinión que no se calla nunca y que antes o después te acaba soltando alguna perlita.

Veremos lo que sucede el próximo sábado, pero auguro poco tiempo de esta nueva era, ya que los datos para ser un estreno y llevar a un ministro, fueron muy flojos.
De todos modos, como reflexión, recomendaría que cada uno que se dedique a hacer eso que mejor sabe a hacer. Que si se tienen que inventarse un programa entre Sálvame o GH para rellenar, que lo hagan. Más que nada porque de repente, para alguien sensible como yo, que esta cadena haga un programa serio, pues sinceramente me cuesta creérmelo. 

22 oct 2014

Pitos, tetas y culos

Anoche se estrenó en la cadena pequeña de Vasile uno de esos programas que por lo menos a un servidor le hace plantearse cuál es el límite a la hora de hacer televisión. Me estoy refiriendo, cómo no a 'Adán y Eva', una especie de reality donde los participantes se pasean en bolas en una isla mientras intentan conocerse.

Es un poco como Lost, en parte por la paja mental que los espectadores se hacen cuando un martes a poco más de las 22:30 se encuentran a gente con sus atributos al aire. Que sinceramente, menudo susto que esto te pase así sin avisar y con tus hijos viendo la tele - o peor todavía si lo ves con tus padres-.
En cierto modo resulta bastante raro el programa, carente de ritmo narrativo y donde lo único interesante es conocer a los retrasados y retrasadas que este programa nos ofrece. Joyitas como no saber dónde está la Alhambra o no conocer qué es el Manzanares, nos da una idea del nivel de intelecto que se gastan los tetes y tetas que desde este martes van a acompañarnos después de cenar.

Cuando lo anunciaban creía que utilizarían planos más o menos sugerentes donde los 'huevos' y las 'yemas' no se vieran. Pero amigos, ahí estaba todo: fresco y en orden a la orilla del mar. De verdad que no encuentro mucho sentido a eso de conocerse en bolas en una isla, donde se te acaba metiendo la arenilla por el ojal y las travesuras fisiológicas de la naturaleza tienden a suceder.
Si por lo menos vieras que el formato tiene algún atractivo o finalidad más allá del morbo de ver en cueros a los participantes... Pero es que de verdad, no tiene nada más.

No sé muy bien qué le deparará, pero marcó casi un 15% y la repercusión en las redes fue brutal. Sin embargo amigos, en este país cada vez es más claro que somos lo que vemos. La semana que viene comprobaremos si el éxito viene del estreno y de la curiosidad mezclada con morbo, o más bien es un programa que ha llegado a la parrilla a quedarse y marcarse unos buenos datos semanales.

26 sept 2014

Noria

Recortando en canciones que hablen de nosotros, estimulando los momentos que pasados por lluvia todo hace más eterno. Que lo complicado es empezar con una hoja en blanco, romper la cuadratura del sonido, dejarse lo que sobra en los bolsillos.

No me quedan uñas, las perdí agarrándome del precipicio, creyendo que lo eterno era etéreo. Nos sobran cartas de despedida, botellas vacías, pantalones bajados, fotos en la pared. Somos la tarta de un dieciocho cumpleaños, el otoño que va asomando, el niño que levanta la mano. Obviamos nuestras manos, te acostumbraste al calendario, rompí el silencio con un grito seco, guardamos la ropa antes del diluvio.

Mientras tanto, esperamos el siguiente tren en la estación del olvido, sobrándonos los motivos, suplicándonos un par de segundos. Los parques te echan de menos, no todos los días son domingo. Nadie se alimenta de tu ombligo y nadie se lo mira más que uno mismo. Esconder bajo la cama momentos, viejas historias, proyectos, retratos de lo que no soy. Que el escritor nos dejó plantados y la noria sigue girando.

20 sept 2014

La receta de la rutina

Creo que más de uno nos hemos preguntado cuáles son los ingredientes para sobrevivir a la rutina, a nuestro día a día.
Partimos de la premisa de la repetición, de hacer siempre lo mismo, de ver a las mismas personas, que con mayor o menor suerte te puedan caer en gracia. La cuestión es que no siempre que suena el despertador nos tenemos que levantar con los mismos ánimos y motivaciones.

En mi opinión, creo que es crucial tener muy bien alineados los chacras que con una pizca de paciencia mezclada por un montón de ignorancia -del vocablo ignorar-. De esta forma, podremos rozarnos con cierto cariño a la almohada por las noches y tener la conciencia bien tranquila. El sueño reconfortante es básico.
Otro factor a tener en cuenta, es que las cosas te importen lo necesario: las proporciones justas para que no te suden los genitales ni tampoco te caigan las gotitas por la frente. Que te cruzas con algún indeseable con el que detestas compartir cosas tan básicas como el oxígeno o el wi-fi: no pasa nada. Respiremos hondo, retenemos aire y así por lo menos renunciamos a una de las dos cosas. Tenemos que aprender a no hacer aprecio, en serio, que jode más.
Y por último y no por ello más necesario: sonreír, en TODAS sus vertientes. Poder descojonarte y buscar ese lado hijoputesco de las cosas, faltando el respeto únicamente a aquellos que no se respetan ni a sí mismos. Esto es importantísimo. Pero para conseguirlo es imprescindible que uno sepa cuáles son sus virtudes y cuáles sus carencias, sus filias y sus fobias; de lo contrario te podrán hacer sentir mal muy fácilmente, y tampoco es cuestión de esto. No confundir tampoco con aquello de parecer que estás bien anímicamente porque estás riendo. Confirmado está que hay un gran porcentaje de personas suelen que parecen estar de buen humor y por dentro tienen un caos emocional importante; supongo que por algún lado tendrá que salir, ¿no?.

En definitiva, que ahora que los septiembres, como si fueran agentes de Matrix nos persiguen repitiendo nuestro nombre y construyendo la rutina como si de un monumento fallero se tratase, estos son algunas sugerencias, consejos, e incluso advertencias que yo creo que bueno, mal del todo no te pueden ir.

15 sept 2014

Principio de incertidumbre


La verdad es que no estoy seguro de nada. Nunca lo he estado y tampoco es que me haya preocupado demasiado. Eso, la verdad es que me ha permitido vivir bastante más tranquilo y con la seguridad de no estar seguro de nada.

Lógicamente, esto me ha causado algún que otro disgusto, ya que la gente no suele tener esa higiene emocional y habrán cosas que no habrán sentado demasiado bien. Pero alguien me dijo no hace más de un mes, que lo importante tanto en lo laboral como en lo personal, es poder dormir del tirón toda la noche. Queridos lectores, ese objetivo está cumplido.

Son 23 camino de los 24 los que como dice la ochentera canción "cubre mi osamenta". Y en serio, uno no se levanta todos los días con la seguridad que debería y se deja un poco comer por esas manadas de chupópteros que cada mañana se dedican a parasitar en este mundo o autofagocitar su propio ego. Y juro que como un día te levantes un poco más tonto de lo normal, te hacen pasar un jornada un tanto raruna.

Porque a veces, somos un poco de cera y nos deshacemos demasiado fácil y le damos demasiada importancia a lo veletas que somos. Habrán algunos que aprovechen estas debilidades humanas que algunos tenemos más desarrolladas, pero bueno, cada uno utiliza las rodillas para una cosa. En mi caso, la funcionalidad es muy sencilla: unir mi cabeza y corazón lo más próximo al suelo.

Debemos, como obligación, creer que hay algo en nosotros: un potencial. Da igual la materia, pero tenemos que ser conscientes de que está ahí. No siempre tenemos la posibilidad ni se alinean las estrellas para que eso se pueda demostrar, pero es importantísimo mantener esa quimera, pues eso es un poco la vida, ¿no?.

Es siempre complicado encontrarse un hueco en esta vida, algunos tratarán de pisarte, otros tendrán cierta envidia de lo que no son -no de ti-. Sin embargo, aquí estamos; gracias unos pocos, gracias a algunos abrazos y besos, gracias a algunas lágrimas y risas. Porque a veces, sentirte parte de algo, de un proyecto, de un equipo de trabajo, de una persona...únicamente por el hecho de ser tú, os juro es lo más bonito que te puede pasar. 

Y ahora, ya en el camino, no sé dónde me llevará, quién pisará mis huellas en esta senda. Sigo sin saber dónde estaré el día de mañana y la compañía y lo único verdadero que tengo claro es lo que no quiero. Este es mi principio de incertidumbre.

28 ago 2014

Él y ella

Ella era la sombra de sus ojos; él un perdedor con complejos.
Ella se vestía deprisa; él le preparaba la comida.
Ella soñaba con príncipes desteñidos; él solo quería quererla.
Ella se sonreía pervertida; él admitía su antipatía.
Ella se perdía por las noches; él se tomaba el mundo por montera.
Ella disfrutaba de las pelis de acción, él se emocionaba con Pocoyó.
Ella camina altiva; él dudaba de sus pasos.
Ella coqueta desprevenida; él deshonesto por completo.
Ella camina sobre ruedas; él deja que la vida sea quien le lleva.
Ella es quien esperas, quien sueñas; él uno más fiesta.
Ella lleva pantalones rotos; él lo que lleva roto es lo otro.
Ella odiaba las baladas; él siempre escuchaba Amaral.
Ella vive en él; él hace tiempo que se fue de ella.
Ella le busca; él quiere encontrarla.
Ella le borra de su lista de llamadas; él todavía tiene grabado su número.
Ella ya no le recuerda; él no puede olvidar.
Ella pasó la página; él se pregunta de qué va la historia.


12 ago 2014

Al sur

Fuente: www.ojosparalapaz.com
Seguramente, ninguno de los que lean esto se haya visto en una situación medianamente similar de desesperación como las que día tras día se están dando en la frontera con Melilla. Y es que parece que nuestros vecinos del sur, a falta de noticias interesantes generadas por los que mandan -están de vacaciones-, se han convertido por segundo año consecutivo como la alternativa a Sálvame y el culebrón de Chabelita y Alberto Isla.

Es fácil hablar de estos temas cuando sabes que están teñidos por una carencia de derechos humanos y que estamos jugando con vidas, personas e historias. Desde la UE nos dicen que cerremos las puertas y que nos apañemos con nuestro marrón. Para pagar nuestra deuda sí que tiene que ver nuestro sentimiento europeísta; pero para estas cositas donde convendría mojarse un poco y actuar, cada uno que barra su casa.
Claro está que no puedes abrir de lunes a domingo casi las 24 horas, al igual que los grandes almacenes -como si el que quisiera comprar, no lo hubiera podido hacer durante los otros seis días-; pero de ahí a la devoluciones ilegales, llamadas 'en caliente', va un trecho (o un estrecho).

Eso sí, nuestro Gobierno de vacaciones, manténganse el país como pueda, que ya si eso a la vuelta miramos los bajos africanos e intentamos hacer algo con la cantidad de dramas que día tras día tienen lugar en nuestras fronteras. No te puedes pasar la vida mirando hacia otro lado y no poner solución a este problema. Más que nada porque si supieras lo que tienes entre las piernas, muchos de los que dirigen Europa, no te los estarían tocando.

Sin embargo, da igual; si total, antes pensábamos que Ébola era un tocapelotas de LaSexta. Ahora, de repente todo el mundo se echa las manos a la cabeza -después de pasar por los bajos- con este virus letal que no para de cargarse gente en el continente africano. Miremos un poco más allá, compañeros.

7 ago 2014

Estoy triste

Hoy estoy triste. Sí, para qué vamos a negarlo e irnos con rodeos. Oye, que no pasa nada eh; que al final esto es un estado pasajero. Es como el que tiene frío o el que tiene calor. Quizás, en esto de estar triste no sea tan fácil como taparse con una manta o quitarse la camiseta. Pero vamos, que tampoco vayamos a hacer de esto un drama, ni mucho menos.

Casi es como una necesidad fisiológica, como una menstruación emocional que hombres y mujeres deberíamos pasar por lo menos dos veces al mes. Estar triste no creo que sea algo negativo ni tampoco creo que sea una sensación de que algo nos falta. Es más bien un estado de alerta, una revisión de complejos internos y de conocimiento de uno mismo.

Seguramente, tú lector, alguna vez te habrás sentido triste. No creo que sea algo con lo que decidas levantarte, es más bien aquello que se te impone en tu día y que te acompaña a lo largo del mismo. Y es que tampoco hay que darle mayor importancia, porque seguramente mañana cuando te levantes, ni te acordarás de esa nube negra que en el día de ayer te nubló los pensamientos.

Seamos sinceros, muchas veces razones nos faltan para estar tristes; pero claro, pasarse la vida entera con la sensación de que todo es una mierda, pues que digamos, tampoco es plan. El ser humano ha desarrollado la capacidad de olvidarse en gran parte de las cosas malas y así quedarse con aquellas que no lo son tanto. Considero que también se trata de un mecanismo de supervivencia, ya que si nos parásemos a analizar la mierda que nos rodea, ahora sí, la tristeza embadurnaría todos y cada uno de nuestros días.

En ocasiones, lo mejor que podemos hacer es imaginar que nuestra vida es como una película y que con un simple fundido a negro pasaremos a otra secuencia. No sabemos si mejor o peor, pero vamos, que ya con ser distinta nos podemos dar con un canto en los dientes. Quédate con el concepto "fundido a negro y a seguir".

Es cierto también que en esta sociedad en la que por un lado tendemos a frivolizar el sufrimiento y por otro a acentuar nuestro males, creando una exageración de ellos bastante considerable, ya no sabes muy bien cuál debe ser la vara de medir la tristeza y qué es muy triste o poco triste.

En definitiva, que un día tonto -triste- lo puede tener cualquiera. Que ya ves tú, que la cosa no está como para ir quejándose. Es bueno pensar que como siempre puede haber alguien mucho más gilipollas que tú, también habrá alguien mucho más jodido que tú. Es triste -valga la redundancia-, pero es así.
De modo que mañana será otro día, "fundido a negro" y buenas noches.

31 jul 2014

Aquí no pasa nada

Deshojando margaritas, escribes tu nombre en la pared, dibujas corazones en la piel. Dejando los complejos a un lado, rompiendo los cristales con cuidado; es él el que derrama sonrisas a desconocidos, el que se descojona al darse cuenta que no hay nada en los bolsillos.

Nos quebramos, ignoramos, acostumbramos; nos mienten los ojos mientras entrelazamos las manos. Este calor evapora las lágrimas. Caemos mientras corremos tras ese gigante.

No recuerdo mi nombre, soy frágil por definición, me duermo en la sombra de tu sombra; ya no me luce la camisa rota.
Entender el modo, el porqué, la razón de ser, el miedo a perder, a despertar de esta película donde no saldrá el 'continuará'.
Todo es lo que necesito, nada lo que sobra, lo que pierde el alma cuando te vas. Es un billete mal doblado en mi cartera, la cara de la moneda que canjea un café descafeinado, la cola del mercado donde no me fían por miedo a que lo pueda pagar.

Ni soy un gentleman, ni tú una pija de Madrid. Hoy no esperes carrozas, no pagaré por vivir en la Moraleja. Prefiero el sucio en los zapatos y no el brillo. Soy más de gritos que de anillos, de malas caras, de madrugadas y no de madrugar.

Pero todo es pasar; y aquí no pasa nada.

13 may 2014

Charcos

Sombras chinas en la pared, distinta mierda que estropea mis tez.
El invierno queda lejos, la resaca de los ancestros.
Los besos que no eran nuestros, la sobredosis de complejos,
los techos descubiertos: somos niños inquietos.

Haz lo que quieras, si no molesta.
Espera la vida, echa la siesta.
No te rompas la cabeza, no es eterna.
Pega bien la oreja, no sonrías a cualquiera.

Es el punto medio, la rutina que en zig-zag sabotea de nubes negras nuestra azotea.
Somos los primeros, los hijos que siempre quisieron, los dueños que en el aseo,
aprendieron a decirse lo que no quiero, lo que no siento, lo que no debo.
Perfecta armonía sinfónica, cuestiones ecléctica, falsas sonrisas geométricas.

Que no soy yo.
Que es el mar mojando los dedos de mis pies.
Que es el agua dándome la sensación de lividez.
Que es el oxígeno que a la tercera evolución es ozono.
Que ya he tocado fondo, que de verdad que no soy yo.

Busco solo un encuentro, un tropezar en el desierto, un recoveco en tu cuerpo.
Son las esquinas que unen los versos, las señales de humo que me destruyen.
Me muero de deseo, de anhelo. Perdamos otro tren, volémonos de aquí;
la ciudad es demasiado gris, las paredes solo muestran mi cicatriz.

Mientras, el tic-tac de las horas ahoga mi despertar,
me miente y me dice que todo no es verdad.
Que no somos cómplices y que han dejado
a este viejo buceando en un charco.

17 mar 2014

Queda todavía

Hace días que no escribo. Será que estoy vacío, cautivo en un laberinto sin salida, preso de incoherencia, cerquita del infierno.
El sombrero esconde la claridad de la noche, los meses pasan las hojas de un diario, que en blanco esperan a ser rayadas.
Soy menos de mirar a los ojos y más de mostrar el cogote. Que en días como estos, en los que uno camina solo, te das cuenta que la carencia de sentido está presente.

Que ni con 2 ni con 3, ni con 23 ni ciento y uno volando, de mis manos se escapan los segundos, lo oblicuo y perpendicular a mi sentido.
Ya no quedan amigos, ahora cobro entrada al espectáculo. Hemos perdido los versos: nunca me enseñaron en la escuela a rimar perdición con armonía.

Siempre soñé con ser marinero, pescador de estrellas: un niño eterno.
Hoy solo soy un pordiosero, un vagabundo que malvive en la basura: el eterno infante que dejó de serlo.

Me fascina la noche, la facilidad de pecado, la botella en una mano y en la otra cualquiera. Serpientes que suben por el estómago, que estrangulan el sentido, que solo buscan tu cartera.
A la mierda con los príncipes azules, sucios farsantes, mediocres picassianos. Olvidé la carroza en doble fila, el palacio entre cartones y los zapatos de cristal.

Los instintos flojean, las pestañas se marchitan y las miradas se agrietan, me someten de rodillas.
Aturdido y vivo todavía, con diez y trece historias por contar, por mentir, por honrar, por joder, por morder, por reír, por vivir - al fin-. Que epopeyas como estas nunca superan a la ficción y ya no me sonrojo como antaño.

Será que me habré hecho mayor o que he perdido el respeto por todo.

16 feb 2014

Oceano

Es como andar descalzo, donde la acera destroza tus talones y los reproches aumentan proporcionales al olvido. Nadie nos dijo palabras al oído, mentiras con sorna que nos descojonan la mirada. Son círculos cerrados que nos dan la vuelta, la vida perfecta, la mentira peor contada de la historia.
Nos quedan relojes de arena que van hacia atrás, la alarma de la desesperación, el coqueto que se mira en el espejo y se encuentra viejo, un desecho poco tierno.

Y no sabes qué es lo que quieres, lo que debes, lo que tienes. La cabeza es ironía en modo bucle; es un cuento convertido en saga. Son las ganas de hacer nada que se instalan en la rutina, la voluntad de detener el movimiento corpóreo, la voz desafinada que peca de hipocresía.
Míticos delirios, pesimismo con café solo y sin azúcar. Soledad acompañada de tostadas quemadas, de una falsa compañía, de la falta de chispa de niña.

Miente un poco, diles que va bien, que nadie importa más que yo. Cuéntale a mi nunca con susurros en los labios, verdades a medias, rutinas carentes de sentido, pasos que te retroceden en todo lo vivido.
Mar, llévame pronto; cuéntame viejas historias de amor, que entre las piedras se esconden parte de los resquicios de este corazón. ¿Dónde estás cuando necesitas palabras para llegar vivo a la orilla? Dame un oceano y te juro que me pierdo.

8 feb 2014

Cinco minutos

Sueños, las historias perfectas, las dudas infinitas entre las piernas, el receso de lo opuesto, el sentido de lo nuestro.
Cayendo como un huracán por las esquinas de esta ciudad, las calles se vuelven amargas, las aceras en línea recta hacia tus caderas.
Tiempos modernos para ser el más tierno de este cementerio de sombras funestas, de esposas que nos atan en noches como esta.
No me tengas en cuenta, solo soy el funambulista lisiado que me juego la vida sin la necesidad de pasar por el aro.

Que no estamos solos, que los fantasmas más arraigados controlan nuestros pasos, condicionan las miradas, miden nuestro tiempo.
Es la soledad del corredor de fondo, es saberse hundido en lo más hondo, encontrando en este foso las sábanas que me separen de este lodo.
No más dinamita, solo necesito esa sonrisa que me excita, ese caminar sin delicadeza, para ver pasar los días de niña a mujercita.
Derrocar al que controla el calendario, invitarle y emborracharnos y convencerle de que yo aquí me bajo.

Son las prisas, las malas noticias, los buenos suicidas, las noches que terminan cuando empieza el día.
Ya no quiero veranos en invierno, besos tiernos para escondernos, ni manos agarradas cuando yo me marchaba.
Jugarse la vida entera nuevamente en esa ruleta, ver pasar el caminar de las sombras, los zapatos rotos, las sábanas revueltas.
Son cinco minutos, ni uno más ni cinco menos, todo lo que necesito para volver a estar en mi sitio...

3 ene 2014

Carta a un desengaño

Eres mezquino,
tuerto de corazón,
elegante con el alma.
No te gusta el consuelo,
apartas lo que huele a fracaso.

No es la risa todo lo que reluce,
ni duda lo que siembras
en las noches más sombrías.
Te seduce ver el amanecer
con una copa en la mano,
tocarte pensando en otra página de diario,
pasarte las meses borracho.
Regentas el bar de la vida,
regateas el penique a la peluquera: zorra embustera.

Que no te hablen subiendo por el cuello.
Las manos son sordas al desengaño,
al pecado más burdo que el simple placer.
No te acuestas rendido a unos besos,
mejor hacer cuentas con lucifer.