31 jul 2014

Aquí no pasa nada

Deshojando margaritas, escribes tu nombre en la pared, dibujas corazones en la piel. Dejando los complejos a un lado, rompiendo los cristales con cuidado; es él el que derrama sonrisas a desconocidos, el que se descojona al darse cuenta que no hay nada en los bolsillos.

Nos quebramos, ignoramos, acostumbramos; nos mienten los ojos mientras entrelazamos las manos. Este calor evapora las lágrimas. Caemos mientras corremos tras ese gigante.

No recuerdo mi nombre, soy frágil por definición, me duermo en la sombra de tu sombra; ya no me luce la camisa rota.
Entender el modo, el porqué, la razón de ser, el miedo a perder, a despertar de esta película donde no saldrá el 'continuará'.
Todo es lo que necesito, nada lo que sobra, lo que pierde el alma cuando te vas. Es un billete mal doblado en mi cartera, la cara de la moneda que canjea un café descafeinado, la cola del mercado donde no me fían por miedo a que lo pueda pagar.

Ni soy un gentleman, ni tú una pija de Madrid. Hoy no esperes carrozas, no pagaré por vivir en la Moraleja. Prefiero el sucio en los zapatos y no el brillo. Soy más de gritos que de anillos, de malas caras, de madrugadas y no de madrugar.

Pero todo es pasar; y aquí no pasa nada.

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