2 jun 2015

Esto es España

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Mientras unos pitan himnos, otros vociferan aclamando a la salida de la prisión de una tonadillera enamorada. Que sí, enamorada, pero mangante. Qué se le va a hacer si yo nací en este país...
Pues pasa lo de siempre: que si ahora critico a mi oponente político y luego...Uy! Imputación al canto por cohecho y esas cosas tan complicadas que se utilizan para no llamar a las cosas como son.
Y es que de verdad que a uno se le pone una mala leche del copón. Te levantas intentando adivinar el personaje acusado de poner el cazo. Lo peor es que ya no hay sorpresa, porque hasta por el que la Madre Teresa hubiera puesto una mano y parte de otra, va y ha trincado como el que más aprovechando su posición. Y nosotros tragando y tragando... cómo se nota que esos dineros no son directos de nuestros bolsillos. Si fuera así, más de uno estaría peleando por lo que es suyo como si de un descuento del Burger King se tratara.
Es que no se salva nadie. Que si "la hostia que nos hemos dao", que si todo queda en casa en la familia de Tania Sánchez, que si Aguirre parece que su última opción sea pactar con Tuenti para que no eliminen las fotos... ¡Qué sé yo!
Y eso que los españolitos parece que hemos reaccionado un poco en las urnas dándole, y ahora con más sentido que nunca, el voto de confianza a caras nuevas. Les toca demostrar que verdaderamente hay otra forma de hacer política más allá de amiguismos y de trincones.
Porque a ver, nosotros, los españoles, somos... cómo decir... Vale, lo tengo: Spain is different! ¡Si ya lo tenían claro hace algunas décadas! Todo se soluciona con esa frase de que España es diferente. Vaya que sí. Hay cosas que en otros lugares serían motivo de renuncia del cargo y aquí, con tal de aguantar en el trono, lo que sea. 
Oye, ¿has trincado? No pasa nada. Compañero, te han pillado: lo devuelves, pasas unos días a la sombra y verás que en otro momento -nunca lo debería de haber-, no volverás a meter mano en cartera ajena y mucho menos en la común. Porque robar, birlar, hurtar, mangar o lo que es lo mismo, choricear; no es malo. Seguramente esté en los genes. Lo importante es mantener a esas personitas que no pueden controlarse lejos de las instituciones públicas. Así es como se solucionan las cosas: reconociéndolas públicamente y atajándolas. Y bueno, ya puedes quedar como un rey, si sales públicamente entonando aquello de "lo siento mucho, no volverá a ocurrir". Por supuesto.

De todos modos, como patriota estoy tranquilo. Seguramente a finales de agosto tendré de nuevo mi liga de fútbol, que ya no corre peligro. Y si no pasa nada, podré volver a ver cómo en el siguiente permiso penitenciario de la Pantoja vuelve a abrir el telediario de una televisión pública. Televisión pública, por cierto, que va dando lecciones de como hacer las cosas, después de haberse convertido en un ente podrido por dentro y que ya empieza a oler por fuera.