30 dic 2011

Marcha allá

Al final nada queda. 
Nadie espera al llegar a casa. 
Las mantas y el helado no compensan
este frío que me sube por los pies.

Me congela esta rabia, 
esta inestable estabilidad. 
Me enfada que salga todas las noches la luna 
y no sea nunca para verme.
Que acapares mi espacio, 
mi gente, mis frases, mis risas... 
Que compartas con todos menos conmigo, 
y que sin embargo no puedas estar sinmigo.

Caprichos de poder, 
respeto a lo que no se puede ser.
Algo nos pasa por la frente,
no arden las cenizas del talvez.

Risas y riñas a escondidas, 
palabras que nunca nos dijimos 
y que ahora nos castigan. 
Reproches al oído de otros. 

Nos besan mujeres distintas, 
nos contentan las mismas. 
El disfraz de la impersonalidad 
ya no tiene dueño. 
Nos sobran pañuelos 
donde limpiarnos este sueño 
que nunca cumpliremos.

29 dic 2011

Restos de un naufragio

La taza de café solo y sin azúcar está vacía.
Su calor ya se ha marchado de mi cuerpo.
La música rompe el silencio de estas paredes amarillas.
El tabaco rebosa saturado de ceniza.
Los pies en alto,
la mirada perdida.

Intentando alargar la noche para acortar el día.
Conversaciones trampa,
dudas que me suben por la espalda,
que me susurran en el cuello,
y en un pequeño suspiro
hacen temblar todo mi cuerpo.

Suena otra nueva canción,
y recostado en la luna, cigarro en mano,
empieza a dibujarse una sonrisa.
Se rompen...
se deshacen lentamente.
Las ilusiones en los días
que transportan los pies en baldosas heladas.

Febrero suena demasiado lejos.
No dediqué un solo segundo de atención a los lunes de octubre,
permití que las lluvias de noviembre nos calasen en los huesos
y dejé que diciembre cerrase la habitación sin luz.

No queda sangre en la nevera que de vida a tu cuerpo.
La morfina que encuentro en el aire de mis suspiros
no droga los momentos de manta y colchón.

26 dic 2011

Navidad en los bolsillos

Vienes a buscarme por Navidad. Dices que son tiempos de familia, de cambios, de reconciliación, de búsqueda de nuevos proyectos.
Las luces de la calle, los bochornos de la gente cargadas con más bolsas que ganas, con menos dinero, pero con las mismas ansias de gastar que cada año.
Señores, las pascuas han llegado. Las aceras no nos dejan cogernos de las manos. El frío es paliado con un chocolate caliente y un flexo ilumina unos papeles que te miran con cara triste esperando el calor de tu compañía.

Bienvenidos la época del año más falsa que ha inventado el consumismo hoy por hoy. Cambiemos nuestros fracasos por el capricho de unos zapatos nuevos. Hagamos como que tenemos una familia que nos quiere y que nos entiende, aunque solo sea por esos platazos que te obligan a engullir.
La época por excelencia donde envuelven con papel Albal la soledad que durante todo el año intentas esconder; ahora es el momento de regalarla.

El otro día, en uno de esos clásicos navideños que es ir con un viejo amigo el día de Nochebuena al cine, le hice la pregunta más inocente que se le puede hacer a alguien "¿Cómo se plantean estás Navidades?". Sorprendente respuesta:
"Con poca ilusión, la verdad. Cada año menos. Serán cosas de la edad, pero es como que la ilusión se va perdiendo con los años, ¿no?. Ahora ya no tienes tanta ilusión para levantarte cada mañana..."
En cuento terminó, enmudecí. Y en forma de suspiro me salió un "ya...".
Qué decir cuando ves que en el fondo tiene razón, y ves alentado tu melodramatismo patológico.
Pero quizás suene un poco más duro, más empático, cuando sale de la boca de otra persona...

Te ves con casi 21 y todo por hacer. Además ves como tu ilusión en forma de montaña rusa te va jugando malas pasadas, dando golpes de un lado para otro, casi sin ver donde caerte, donde abarcar tus brazos.
Y lo más desalentador, es ver cómo la gente que te rodea va haciendo su vida, va fabricando sus proyectos, se equivocará más o menos, pero ahí va. Sin embargo, tienes la sensación de ir sobreviviendo a los días. Vas saltado baldosas inestables como si de un videojuego se tratase...

Lo sorprendente es que pese a todo, has logrado recuperar el vuelo, has logrado que te saquen una sonrisa, has ganado en ilusión, y quizás en autoestima, algo que nunca habías sabido qué era.
Terminas el año con la sensación de haber aprendido cosas, como pasa siempre, pero de todos modos, has seguido cometiendo los mismos errores, los mismos fracasos.
Pero si hay algo que poca gente me podrá reprochar es esa autenticidad, como punto fuerte de uno mismo...

Me preguntaban anoche que si esperaba algo ya de este año. La respuesta es rotunda; no.
No espero nada en estos días que restan de un año como este, que me dio todo cuanto hubiera querido para empezarlo y después por mis 20, me lo quitó todo; me dejó tirado como un perro en la autopista.
Luego me dio estabilidad, quizás lo que necesitaba. Y para la recta final de él, me dio personas; me enseñó que había estado perdiendo el tiempo, y que nada ni nadie puede conseguir impedirme ser yo.
Por eso, mediante esas personas, aparecidas casi por sorpresa, que encontré casi tropezando, una vez más he podido descubrir lo equivocado que he estado.
Es por esto que prefiero que me deje como estoy, que al final, no se está tan mal. Como mucho pido que, como si fuera una serie de televisión en la que una temporada va a acabar, me crease una trama, algo que me enganche, que me de una ilusión para la siguiente, para el año entrante. Puede sonar un poco raro, pero la ilusión es demasiado importante, y más en estas fechas tan delicadas y marcadas, en las que las sillas empiezan a desaparecer de la mesa.

¿Es una fiesta entonces para los que estamos? ¿Para celebrar que estamos vivos? ¿Para recordarnos algo...a alguien?
No me gusta ese mero trámite de felicitar estas fiestas, porque no sabes si para el que tienes delante van a ser unas felices fiestas...

Esta es la Navidad que hemos inventado; la carente de sentido, la del frío y calles abarrotadas. Y en mi caso, la de la mesa llena de apuntes y con el culo inquieto porque alguien me saque a pasear...
Es así, no es ni más ni menos triste.

Por cierto, antes de que se me olvide: Feliz Navidad, que todos tus deseos y proyectos se lleven a cabo y encuentres esa felicidad que todo el mundo busca.

22 dic 2011

Amanecer con alcohol

Rodeando rotondas con dos copas de menos, borrachos y desesperados nos buscamos, nos descojonamos, nos retorcemos en este huracán que sopla fuerte, que nos transporta a lugares donde nunca pensamos que podríamos tocar el cielo.

Nos violentamos queriendo seguir soñando despiertos esta irrealidad que yo me monto. Nos regodeamos pensando que pienso lo que podría ser. No buscamos a escondidas con la mirada, nos encontramos, y seguro que es mentira, que son imaginaciones mías.

Somos lo que pensamos y lo que no decimos. También lo que hacemos y lo que nos gustaría hacer. Estas cosas nos delatan, nos dejan desnudos ante el mundo, que está dispuesto a tirar a cuello a la mínima que falles, que te dejes llevar por esas faltas de coherencia y rigor.
Vestidos vemos amanecer, y como dice la canción, con cara de locos, mi mano recorre tus hombros, abarcando tu cuerpecillo de mujer, mientras que tu melena el viento y la brisa marina se la lleva.

Vamos caminando entre carcajadas y lágrimas, entre ungüentos y perfumes que camuflan calendarios sin pasar, miedos por descubrir, palabras que no nos atrevemos a decir con los labios tan lejos y las ganas tan cerca.
Me escondo bajo mi cama a que pase la tormenta, a que los monstruos se vayan de mi cuarto que está oscuro y que aparezcas tú abriendo la puerta y abrazándome, me arropes como a un niño pequeño susurrándome al oído "aquí no pasa nada, conmigo siempre estarás bien".

Con el corazón blandito, la hiel en un puño apretado, la sinceridad y coherencia en mano abierta.
Los pliegues de tu cara cuando tus labios se estiran es el lugar donde mis pupilas se esconden cuando te tengo delante.

Bebamos hasta olvidar lo que somos, lo que nos gustaría ser y lo que nunca fuimos por miedo a ser. Mientras tanto, túmbate conmigo y dejemos pasar la vida hasta las 10...

17 dic 2011

La historia

Nos dolemos, nos maldecimos, nos vencemos, y hacemos del sufrimiento nuestros mejores momentos.
Las canciones viejas cuentan historias, narran mentiras, amansan las fieras.
No nos perdonarán los pecados, nos robarán la redención dejándonos desnudos ante la educación.
Permanecen los ojos, las pestañas son los toldos, los rincones donde se reflejan tus pensamientos y se proyectan tus ideas.

Bajamos despacio las escaleras que nos acercan. El giro de cabezas ante el cruce de miradas ocupa demasiado espacio en estas baldosas, pero un ratito en tus manos nos transporta, me transporta, me hace levantar estos sucios zapatos gastados de no caminar, de esperarte sentado y que me veas andar hacia ninguna parte y no me pares...

Sería egoísta decir que las cosas no marchan como a uno le gustaría, de torpes hacer que cambien, de inútiles perder el tiempo recordando e incluso mirando cosas que no aportan nada.
Cuando te das cuenta de que alguien no te puede dar nada, que no tiene nada que aportar, y ves que por otro lado hay más gente que da vértigo del potencial que pueden llegar a tener y lo que puedes llegar a aprender de ellos... Llamadme egoísta, pero voy a absorber todo lo máximo; quiero aprender de ti.
Dame toda la serenidad, la tranquilidad y coherencia que me falta a mi...

Vamos a continuar esta gran historia...

8 dic 2011

Sin afeitar

Hoy nada queda, se consume el cigarrillo entre los dedos, la copa entre los labios.
Resuena en mi cabeza, atormenta mi paciencia, satura mis venas.

Pero todo será un poco diferente, saldremos a volar. Ilusiones, nuevas sonrisas, y más prisas acompañadas de paciencia y saliva. Me río demasiado, quizás en exceso; pierdo el respeto, la coherencia y la visión. Sin ser recomendable, me agarro fijamente de la mirada, me cuelo en cualquier hueco de tu tiempo.
El miedo es el segundo plato que peor sienta. La venganza y el rajismo es el postre que nunca tomo; a mi me amargan los dulces amargos.

Pero continuemos con mi historia. Vamos a escribir este libro de nuestra vida: capítulos trepidantes en el que las tristezas no sean más que un mero trámite para llegar a ese apocalíptico final, a ese ápice de felicidad en el último suspiro de nuestros segundos. Nadie puede condicionarlo. Quizás ayudar a conseguirlo, pero nada más. No dejes que nadie lo maneje y se haga dueño de él únicamente porque nadie le ha enseñado a vivir; la envidia es muy guarra.
No quiero un corazón cinco estrellas, no quiero guarniciones para cenas en noches sin lunas; quiero corazones con estrella, sonrisas con forma de caricias.
Cógeme de la mano que te doy una vueltecita con final de cruce de miradas.

He aprendido a ser paciente dentro de mi impaciencia, de mis ganas de tenerlo todo y en el momento que lo quería. Sigo siendo aquel cagón que no mueve casi un centímetro sus pies por miedo a perder la estabilidad y el equilibrio por el pánico que alguien ocupe su baldosa vital, por el respeto que da tu mirada tan de cerca...

Giras un momento la vista atrás. Un año desde que la vida cambió, desde aquel giro necesario. Ahora, y solo ahora puedo decir lo necesario que fue perderme en esa carretera y verme obligado a coger ahora este tramo. Tantas cosas serían y hubieran sido diferentes que me acojono solo con pensarlo. Quién sabe si hubiera sido mejor; quizás. Pero pese a los momentos complicados... no hay nada que cambiar, y eso que hice cosas más mal que bien, pero mira...

El futuro lo pintan calvo; y yo sin afeitar.

1 dic 2011

Decepción

¿Quieres saber quién soy?
Soy tu peor enemigo, tu fracaso, tu bochorno al encontrarnos; la ruptura de miradas enquistadas.
Quiero todo de ti y no puedo obtenerlo. Busco un desencuentro, una falsa apariencia que no me lleve por ese caudal del río donde me ahoca el desatino.
El bluf de aquel del que no esperamos lo que obtenemos, el día enrarecido de los amigos perdidos, de los besos olvidados – o mejor dicho, no dados-.
Quiero siempre más, y me encuentro como un mosquito en las redes intentando seguir. Pero es imposible: no puedo... Resignado intento volver hacia atrás, pero me encuentro atrapado en mi mismo, y no hay marcha atrás, no hay retorno...
Muchos cayeron intentando que yo satisficiera mis necesidades. No siento pena. Añoranza quizás; pero si cayeron y yo sigo caminando de tu mano, es porque realmente no las necesito: no me necesitan.
Recuerda quien eres porque yo te haré olvidar. Piensa un segundo que puedes tocar lo más alto con la puntita de los dedos, y yo mismo me encargaré de recordarte la mierda que eres.
Ya no suenan la olas en nuestro abrazos. Ya no hay viejos para nuevos consuelos en hombros de cualquiera que le guste trasnochar.
No te reconozco. Me ahogo en mi recuerdo.
Corte de mangas al destino, me pongo otros pitillos, me hundo con mis dedos intentando encontrar sentido.
Solo ya no lloro; ¡a tomar por culo con todo!
Pistolas en la sien que amotinan y entrecruzan nuestras miradas en la guerra más perra de todas las batallas: tu y yo desnudos frente a frente, aguantando la mirada. Intentando disimular que aquí no pasa nada, que las falsas palabras y fantochadas nos maltratan, nos agotan, nos desgantan.
Y después de tanto tropezar, y una vez más, dando tumbos, he llegado aquí.
La verdad, no se está tan mal.
Todo es mentira menos lo que únicamente tu y yo sabemos que es verdad.
El problema: es que ninguno de los dos sabemos verdaderamente lo que está pasando; tenemos miedo, respeto...
Y mientras tanto...días pasan, las cervezas no emborrachan, y me he quedado más solo que la luna.

27 nov 2011

Domingos

Y parecía que era ayer. Despegábamos, nos echábamos a volar.
No importaba el tema, solo esperar que salga solo.
Pero ahora mismo se pierde entre los días sin reloj, sin tiempo y sin encontrar las nubes que tumbados un día imaginamos tocar con la punta de la nariz por siempre.

Nada nos queda. Nos encontramos perdidos en este jardín, viendo como la vida nos persigue en este barrizal, en este lodo sin ropa que nos viste con la vergüenza que nos sopla en nuestra nuca.
Soldaditos de plomo con más movimiento que nuestras pestañas al mirarnos, al esbozar una sonrisa irónica.

Yo no quiero ni contigo, ni sin ti. Baldosas que recuerdan exactamente donde estuvimos, las escaleras que han visto y callado tantas cosas. El viento, acompañado de unos atardeceres de vértigo, nos puso en nuestro sitio; luego nos difuminó, nos hizo deslizar por un tobogán infinito hasta perder la vista de nuestros cuerpos.
Nosotros, inconscientes, giramos la vista y echamos a caminar: pensé que yo solo podría continuar. Nos hacemos mayores y ahora, de aquellos sueñosrealidad solo queda el recuerdo, el crecimiento de niño a menos niño, e incluso la duda...qué duda...

"Promete que esto será para siempre, que nada ni nadie podrá con esto. Y que si llega ese día, les contaremos a nuestros hijos nuestras historias. Los relatos de unos superhéroes que aprendieron a vivir juntos, sintiéndose inmunes a cualquier cosa mala que este mundo. Cuéntales que un día fuimos las personas más felices de este mundo, que todo era perfecto."
Nos daba miedo nuestro futuro, solo teníamos presente. Y con más de mil aventuras que nunca nadie sabrá, porque solo son nuestras, nos colamos en la cima de la montaña viendo el infinito de este planeta, subiendo a lo más alto, soñando desde lo más bajo de tu cintura.

Como toda historia... ya saben.
Y me encuentro en medio de este mar de dudas, de reencuentros con la segunda fase de mis boladas, me busca la pieza de este Tetrix que en forma de cuadrado que nunca encaja y siempre molesta al despertar cada mañana.
Donde el talento queda a un segundo lado dejando al descubierto las ganas impetuosas por mover un pie de esta cama, que es el lecho de muerte de las hojas del calendario: la manta que arropa mis pensamientos, y los convierte en forma de pasado en realidad.

Y lo bien que se está ahora abrazado...

24 nov 2011

Nos vemos en el mar

Se contagian los bostezos, la vergüenza a flor de piel. La hiel hemos probado, la noche todavía no ha empezado.
Sinos nuestros caminos a desaparecer. Gritar aquello de “doctor no soy nadie”. Especias que amargan por donde el pepino, que en estos momentos no quiero puñales, que ya con mis propios malabares me he clavado bastantes.
Carente de sentido cada instante, cada lisonjero espacio entre las risas y el llanto, entre una sonrisa y las lágrimas que mojan estos papeles.
Parece que nadie puede entrar en ti, barrera humana: nadie dejas conocerte. No lo necesitas, eres casi inmune a cualquier sentimiento, ¿me estaré volviendo humano?

Nada vuelve, deja huellas ante pasos acelerados. Sembrador que siembra, espera bajo un árbol y ve cómo la tormenta se lleva lo que tiene.
Los paraguas de estos días no dejan pasar las gotas mojadas, los abrazos rotos maltratados por despojos, por absurdos inexplicable.
La parálisis detiene mis pensamientos, me convierte en vegetal andante. El sillón esconde historias entre sus brazos, besos guarros, abrazos a la luz de la calle.
Me gustaría pero no podemos. No estamos preparados. Pero sin embargo lo echo de menos. ¿Se puede añorar algo que no tienes? Una gran persona me diría y con razón que sí. Y hoy contigo mi respuesta también sería afirmativa.
Pero no. No nos encontramos en nuestros caminos, no se buscan nuestros labios, no se ensucia nuestro presente que con nuestras miradas hablan por sí solas, por los deseos irrefrenables por sacar de ti algo más que una sonrisa de simpatía.
Hermano mayor, cómplice y traidor. Sensacionalista por doquier, pensando en lo que quisiéramos ser y somos.
Nos vemos en el mar.

14 nov 2011

La historia inempezable

Él la mira, como el que mira un espejismo, como el que observa la transparencia de un cristal y se ve reflejado en él.
Ella agacha la cabeza, y sonríe escondiendo sus labios; nadie había cogido su mano de la forma que lo hace él.

La chica, pelo negro, mirada con luz, tranquila, pero con un saber estar y unas carcajadas que rompen los esquemas de lo físico.
El chico, un tarambana, un loco, un excéntrico, un visionario; melancólico por definición, imperfecto por conclusión.
Ellos, ajenos, se esperan, se impacientan, se contradicen con la mirada, se desesperan con la esperanza de esperarse, con la inconsciencia del no saber.

Jóvenes e irresponsables gastan los segundos pensando en qué quieren ser y no en darse cuenta de realmente qué son.

A ella le parece interesante, esa elocuencia con la actúa, esa incorrección al reírse con/sin respeto, esa incógnita matemática que no logras entender y sin embargo crees que conoces.
A él le parece que es la corrección, lo que él no es, el complemento perfecto. Ese esconder la mirada, ese contigo, esa despedida con ganas de verte, de vernos. Y es ese desconocimiento de lo desconocido, esas ganas de conocer...

Nada que todo nos hayamos nunca dicho, todo lo que jamás, buscamos en los bolsillos restos de algo que no tuvo lugar; no era nuestro, pero ya ves, nos ha hecho encontrar.
Se agachan a recoger la misma moneda, fuman cigarrillos diferentes, comparten el mismo fuego.
Imagina que nos sentamos, copa en mano, charlamos, nos descojonamos, nos- quizás- olvidamos de todo. Cabeza en hombro, mano que recorre tu espalda buscando tu cintura y engancha como un tetrix con la tuya. Aprieta fuerte que me caigo; que no aguanto tener tan cerca tus labios, coge fuerte mis dedos que se deslizan por tu camiseta buscando un hueco por el que colarse y rozar así tu piel, solo con la puntita- de los dedos-.

La noche se enciende, la luna se apaga. Las estrellas no acompañan esta desajustada velada, estos consuelos de la nostalgia, esta playa sin agua, esta metralla para mi medalla al ganador del solitario del día, del que camina por el bulevar de los sueños rotos, escuchando cualquiera del flaco, tarareando...

11 nov 2011

Volver

Despacito, sin prisa, tocando cada instante con la punta de los dedos, el tiempo se deshace entre nuestras manos como cuando estrujas un puñado de arena; al fina solo quedan los restos, las partículas que han logrado coger mejor sitio.

No sabemos dónde podemos llegar, ni siquiera en muchas ocasiones, dónde nos encontramos. No me canso de repetir que cualquier persona que sepa estar del modo correcto en cada lugar en concreto, tiene media vida solucionada. Yo nunca supe. Pero quizás por eso, no paro de decirme aquellas cosas que serían buenas para mí pero que, sin embargo, por falta de costumbre, por amor a la incorrección, por la falta de ganas...nunca me encargo de hacer.

Pero sabes, todas las incorrecciones a lo largo de nuestras vidas son las que nos han llevado a cada uno al lugar donde estamos.
Muchas veces nos pasamos muchas horas pensando en cosas del pasado y del futuro, olvidándonos de lo más importante que tenemos; el ahora. Dice la canción que no hay más futuro que el instante.

Mientras tanto, las paredes se caen dejan desnudas nuestras miradas.
A unos centímetros los huesos, los labios pegados, desnudos ambos, tumbados, esperando que caiga un meteorito, alguna estrella fugaz, que destruya este momento.
Parecía que no teníamos más que nuestros brazos, el bordillo de una escalera no era lo más cómodo, pero tenerte sentada entre mis piernas, con los brazos entrelazados, el olor de tu pelo, la droga más dura de aquel momento.
Es todo perfecto, la suficiente luz indirecta como para ver la silueta de nuestros cuerpos; mientras nuestras mentes hacen el amor.
Momentos mágicos, pero quizás, el más simple, o no, según se mire, es el que más cala.
Ahora, vuelves donde empezó todo, donde he tenido que pasar muchos días sacando una sonrisa a cada rincón que escondía un recuerdo, e imaginando que podía decirte aquello de "¿te acuerdas de...?'". Pero mi voz se apagaba al ver que ya no estabas, que ya no quedaba nada; solo el recuerdo de que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor.

Ahora, cada mañana, me asomo a la ventana, esperando encontrar más que un frío de cojones; esperando ver que alguien me espera abajo con ganas de verme; esperando que sorprenda con algo nuevo, que le agarre por la mano y le de una vuelta como una muñeca de una caja música y que al compás acompañe el susurro de "eres preciosa, pero es que hoy, me encantas".

Nada es eterno, nada es por nunca, nunca es nada...Pero siempre hay algo que es para siempre, que todo es para siempre, y que siempre es todo.

3 nov 2011

Ya


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Las paredes caen. Los vestidos se deslizan entre arrumacos, nuestros ojos. Ya nadie lo entiende. Ya nadie me entiende.
Deshace los pliegues en trozos de hielo, de desechos de nuestros huesos, de los huecos dejados por la ignorancia y el absurdo.
Entre el nunca y quien sabe se esconde. Entre el bochorno de verte conmigo, de tomarnos algo, de cena con velitas para dos, de obviar lo que ninguno nos atrevemos.
Ahora todo se complica, parece que todo sea mentira. Que un abrazo se funde en fuego a nuestros brazos, mi mano que recorre con los dedos tu espalda, y que sin querer, baja más allá de la cintura.
Sonemos divertidos. Ahoguemos nuestros gritos. Guarda el aire de nuestros suspiros en un vaso de cristal, donde nada pueda escapar de nosotros, donde siempre suene una música que en forma de banda sonora sella nuestra vida, perpetua nuestros días.
Y en esta gran obra sigue pasando la gente. Casi sin avisar, la trampilla se vuelve a abrir, las decepciones me vuelven a decepcionar, las sorpresas...ya no me sorprenden.
Pero, joder, al final siempre quedamos los mismos. Alguien me dijo hace unos días que parece como que continuamente se repiten las mismas historias; únicamente cambian...los personajes.
El telón se deja caer a la escena dejando a oscuras toda la sala. Parece un entreacto, una breve pausa en esta fratricida obra. Nadie se levanta, los actores permanecen inmóviles pese a que nadie los ve, nadie contempla esta escena.
Parece que este triste melodrama, que esta triste mentira, eficaz pero mentira, obnubila al espectador. Nadie me cree cuando miento. Todos lo hacen cuando digo la verdad.
Los días se consumen entre mis dedos. Entre hojas de calendario que rasgan nuestras mentes, nuestros presentes. Los ceniceros rebosan, muestran la pasión acumulada, las mierdas no perdonadas, las miradas sin mirar.
Pero ojo, pequeño. Mira lo que tienes ahora. Puede que no sea el conjunto de vida que siempre soñaste, pero siendo objetivos no está mal. Quizás suspiras demasiado fuerte, quizás beses demasiado lejos de sus labios, quizás el tiempo y calendario no se han encontrado entre nuestras manos.

27 oct 2011

Días grises


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Bajo las escaleras. Parece que no hay nadie. No esperan para cenar. La tele parece la mejor compañía. Luces y sombras acompañan a este destrozado cuerpo.
Sin ganas de cenar tomo algo.
Parece que nada tiene sentido. Todo es en balde. ¿Cuál es la finalidad de cada segundo que paso? ¿Es importante esforzarse por mejorar lo presente, o se podría considerar como egoísta querer mantenerme como estoy?
Apago la luz, ahora se esta mejor. No necesito a nada ni a nadie.
Parece que el día acompaña al estado; o es el estado el que acompaña al tiempo.
Si logras hacerme reír, te llevarás el premio al logro del mes. Si consigues que te mire con indiferencia, no conseguirás nada nuevo.
Piso los charcos; parece lo más interesante y emocionante que puedo hacer en este momento. Miradas que atraviesan mi personalidad; me siento pequeño en este lugar.
Capaz de todo, de comerme el mundo; y de nada al mismo tiempo, de que el mundo me coma a mi. Parece un bucle del que nunca logro salir, en el que la duda y el desconcierto, los malos pensamientos, mis sueños entre tus dedos... no hay ventanas en el paraiso.
Es todo cierto, nada es mentira. Ahora los pasos son hacia atrás, las miradas se pierden en una tarde de domingo, en un paseo sin rumbo, sin cogernos de la mano, agarrándonos con la mirada, fuerte, sin soltarnos...
Los días grises, las sonrisas tristes y forzadas, palmadita en la espalda, ahora sí que estoy más seguro.
Parece que no hay droga más dura que el tiempo, el esmero por conseguir algo, un destino, una especie de nirvana que no existe, idílico, quimérico; ensoñándose en una realidad, en un error de los grandes.
Ya nada puede ser lo que es. Coge las maletas, atrapa el primer tren con destino a ninguna parte...Déjate llevar, todo mejora. Ahora empieza a brotar flores en nuestras bocas, besos en nuestras ropas.
Me uno a cualquiera que le guste trasnochar, que quiera fumar en cualquier esquina hasta olvidar quienes somos, quienes fuimos, y lo que esperemos que un día seremos.

22 oct 2011

Normalidad

Cuando todo va bien y la normalidad se hace dueña de tu tiempo. No hay nada ni nadie que te quite la sonrisa de la boca, la carcajada fácil de los labios, la sinceridad y la indiferencia en la palabras.
Muchas veces nos quejamos cuando no pasa "nada". Pero también lo hacemos cuando pasa.
El tiempo ha demostrado que muchas veces aunque no pase nada extraordinario, esa cierta estabilidad te proporciona la tranquilidad que quizás necesitas para poner a cero el contador de tu vida, cerrar otra de las tantas etapas, abrir, por qué no, otras nuevas con la esperanza de que esa sonrisa por nada pueda ser por algo más que lo normal, que se pueda regalar.

No quiero grandes vidas. Quiero una; una única vida, que no haya otra capaz de mejorar esta. La vida es demasiado buena como para vivirla dos veces; una segunda vez ya no sería lo mismo, perdería esa magia, ese placer del momento, esa capacidad de sorpresa, de cosquillas en la tripa...
Podría ser mejor, sí. Pero para bien o para mal, he llegado a este punto. Un punto con aciertos y más errores, pero que me han llevado a este momentos, a este instante...y como dice la canción, no se está tan mal.

Te acuerdas, y más de lo que deberías de las personas que han hecho posible que llegue hasta aquí, que han conseguido que yo sea como soy, que me han forjado, que me están haciendo un hombrecillo, un proyecto de persona, que poco a poco va cogiendo ese color que hasta hace unos meses solo se pintaba en blanco y negro.
Uno se ha dado cuenta de que no hay nada más importante en este mundo que uno mismo, y que solo así somos capaces de dar lo mejor de nosotros a las personas que queremos. Esto es un arma de doble filo, ya que te puedes ver envuelto en un bucle hacia tu persona repleto de egoísmo e idolatría; nada más allá de la realidad.

Pero sí. Va todo bien. Hace poco me dijeron que si un día me levantaba y pensaba que lo que iba a hacer era menos interesante que quedarse en la cama durmiendo, que era mejor seguir soñando en la cama. Sorprendentemente, solo me he quedado un par de días desde que comenzó septiembre y la verdad, tampoco me va tan mal.

Quizás en la siguiente entrada vuelva a mis andadas hablando de lo puta que es la vida, pero hoy, a estas horas de la noche, hago un canto a ella, a las cosas normales, a aquellas cosas que no son extraordinarias pero que sin embargo son capaces de darte una felicidad tan fuera de lo normal, incomparable a cualquier momento de éxtasis.
Muchos dicen que la felicidad está en la normalidad, en la rutina. No estoy de acuerdo.

6 oct 2011

La puerta de atrás

Giras la calle, todo parece mágico cuando te vuelvo a encontrar.Nada de esto es real.
De repente, suena otra vez esa musiquilla en mi cabeza; me recuerda a ese momento exactamente. Solo, borracho, perdido, enamorado de nuestros vicios, de los besos con miradas, de las balas perdidas, malgastadas por las lágrimas.
Todo va demasiado deprisa; no me da tiempo a saborear cada segundo, a coger tu mano solo con la yema de mis dedos.
Las calles huelen a ti. Mis sábanas añoran tus sueños entre nuestros dedos. La orquesta toca siempre la misma canción mientras los acomodadores te invitan a salir del teatro donde el aire de mis suspiros mojó tus zapatos.

Dulce melena, rubia o morena, quédate esta noche y hagamos como que ahí fuera no pasa nada; que el mundo se pare ante nuestros ojos desnudos a la sombra de una luz a mitad de una madrugada rota en harapos, agrietada por las garras de la precipitación...

Pero ya a nadie le importa cómo acaba nuestra historia. Ni siquiera a nosotros. La rutina y el desenfreno a la vista de todos menos de un servidor que es un ciego vidente. Mañana es tarde, ayer...qué pasó ayer...
Borra de esa cara cualquier atisbo de apariencia, expón tu soledad, tu quizás, tu talvez.
Déjate de bromas pesadas, de mentiras a medias, de cuentos para olvidar: es lo que es, hay lo que hay...

Un esquimal se ha bañado en tu piel, una duda habita en tu presente, y no hay nadie que entienda cada mirada perdida y no encontrada.
No puedo dar. No sé dar. Seguramente estaría demasiado bien, pero no sería justo contigo ni conmigo.
Pasará el tiempo y creo que nos seguiremos acordando aquellas bromas que un día borraban de nuestras caras los malos momentos, dejando a la vista nuestra felicidad compartida.

Son días raros. Tan raros como largos; el pecado suena muy bien.
Pero como dice la canción, "después de tanto tropezar, dando tumbos he llegado aquí". Muchos me dirían que tengo que estar orgulloso. No puedo negarlo en cierta forma.
Mientras tanto, todo da muchas vueltas, ahora estoy aquí, tú allí...Y nuestras vidas puede que se crucen...¿Por casualidad? NO...

28 sept 2011

Fácil

Sería fácil...
Habré escuchado mil veces eso de tus labios, salir como puñales en dirección hacia mi costado.
Destruyes mi cabeza que se llena de pensamientos, de habladurías, de un "cerrar después de salir".
No hay nadie que encuentre estas llaves en el fondo del mar, que descubra que no cubre más que por encima de los tobillos, que cuarenta sí, cuarenta no.

Me da vértigo mirar, tengo que salirme a vomitar; tener que apagar la luz y darme cuenta una vez más que soy ese perro verde, esa inútil palabra que sobra en tu boca, ese espacio en blanco que al punto final de los finales no le sigue dos puntos suspensivos.

Abro el armario buscando algo con lo que desnudar mi alma, con lo que esconder mi cuerpo a la vista de cualquiera que no sepa mirar bien. Seré mejor o peor, pero se me ve venir.

Odios, mariposas en los bolsillos se escapan volando de este cuerpo maltrecho, de este borracho abstemio a golpe de canción que acompaña esta melodía desatinada, deformada por cualquier detalle a contra luz que refleje un destello, un reproche, una sonrisa, un beso en cualquier esquina.

Y ¿sabes?, tampoco se está tan mal. Si te cubres bien, no llueve tan fuerte; si sabes mirar siempre es de día y el sol calienta; si sabes sonreír te sonreirán sin dudar; si sabes vivir, sinceramente, todo es mucho más fácil.

16 sept 2011

Sucede que a veces...

A veces sucede que plantas un pino y te crecen los enanos, que cierras la puerta y se abre un ventanal, que ahora o nunca no sirve de mucho.

Saca las flechas para disparar entre ceja y ceja al primer gilipoyas que se te cruce en la cara.
Que el hoy es el refugio de mañana, que más tarde no es en un ratito, que tú durmiendo en la habitación de al lado hace que todo sea un poco mejor.

Despertar borracho, intentando que el dolor en vena sea disuelto en alcohol y la noche excite este maltrecho corazón.
Que mejor solo que mal acompañado, que ahora sigue haciendo demasiado calor como para estar contigo.

Sin noticias desde este inodoro, donde la mierda no sabe a fracaso, sino a espera en la estación, a resaca fumando en el balcón, a cerveza con hielo, a noviembre sin un dueño ni ley ni rutina, a pescado sin espina, a una oscura habitación donde nunca sale el sol, y reproche no es más que un broche a la ignorancia.

Pon un trago más, es tarde para cambiar esta noche, hablemos de otra cosa que no sea el pasado, que se atraganta en forma de puñal en mi costado. Mi cara lo sabe, mi mirada lo esconde, tú lo notas, ellos lo descubren.
Malditos donjuanes que vienen a tocar los cojones en este octubre, malditas princesas que se inventan historias en esta ciudad del desengaño.

Pero, ¿ tu madre sabe lo hijo de puta que eres?

Llueve en mi piel. Yo no soy él, ¿te acuerdas? Estoy contra la pared, cogido de la hiel.

11 sept 2011

Mojando zaguanes

Pasea lentamente conmigo. Cógeme de la mirada; la mano no está permitida.
Dejémonos pasar los minutos en forma de risas a escondidas.
Que los besos en la mejilla hacen que nuestras bocas se atraigan como si de un imán se tratase; aunque al mismo tiempo se alejan como polos opuestos que saben que no pueden acercarse.

Baila conmigo otra noche más. Hagamos como que los dos somos mayores, que aquí no pasa nada, que parezca que con tener tus ojos cerca se me olvide lo que me pueda pasar.
Que los años son sabios, y que siempre dan segundas oportunidades; o primeras...

Que mi baba sigue mojando zaguanes, que se me caen los pantalones cada vez que me dices que necesitas verme; que una cerveza a tiempo evita una borrachera. Pidamos otra y olvidemos lo que no somos.

¿Y qué pasa si de repente no puedo evitar cogerte la mano? ¿Qué pasa si mis labios rozan tus labios y nos vemos envueltos en un atajo hacia el futuro en forma de hojas de calendario?

Y mientras tanto, las olas se siguen llevando lo que fue y no es, lo que pudo ser y no fue, y trae lo que nos gustaría que fuera pero no puede ser.
Una suave brisa nos recuerda que ya es la hora. Tengo que soltarte de la mirada. Mis manos te abrazan. Mi boca roza tus mejillas. Media vuelta. Y espero tu próxima llamada.

7 sept 2011

La piel que habito

Nuestra piel es solo lo que cubre un complejo entramado de órganos. Supongo que esto es hablando en términos físicos.
Quiero hablar, de forma breve de lo que tenemos en la piel que habitamos. Qué hay debajo de esa capa de carne.

Muchos sentimentalistas dirán que no somos solo huesos rellenos, que hay algo mucho más importante tras lo que nos separa del medio donde vivimos -como diría un biólogo-.
¿Qué consideras que hay debajo de ti? ¿Qué hay que no hay en otro? ¿Qué es aquello que te hace especial?
Somos extraordinarios, y puede darse el caso de que lo de dentro sea mucho mejor que lo de fuera. E incluso lo contrario; que lo de fuera sea perfecto y lo de dentro la mayor mierda que nunca nadie ha visto.
Estaremos de acuerdo que no tiene porque darse una para que se de la contraria, son totalmente compatibles.

Vemos a la gente, la clasificamos, la juzgamos... únicamente por la piel que habita, por la forma de adornar su cuerpo. Pero bueno, en mi opinión, y yo soy el primero que lo hace y en el fondo está totalmente justificado, es lo único que tenemos para saber cómo es alguien que no conocemos.
Es por esto que no se han inventado espejos o máquinas para saber lo bueno/bonito que es alguien por dentro.
Aunque creo que sí que hay una forma natural de verlo. El otro. Solo el otro es capaz de vernos, de saber cómo somos, y por lo tanto ver qué habita esa piel.

¿Eres buena gente? ¿Eres un hijo de puta? ¿Quién cojones eres? ¡Dí!
¿Todavía no sabes qué pelotas habita tú piel?
Mira, observa cómo te mira la gente, qué hace cuando está contigo; se ríe, te mira raro, le produces indiferencia...
¿Qué has hecho bien/mal para que eso sea así? ¿Te sientes orgulloso de lo que has conseguido? ¿Te ha resultado fácil o has tenido que aparentar y ser otra persona que tú no eres para alcanzarlo?
¿Has tenido que mentir? ¿Has sufrido para llegar a ser quien eres?

Y lo mejor de todo, ¿te arrepientes de la piel que habitas?, ¿es mejor la piel que habitas o quien habita en ella?

6 sept 2011

Chaparrón

Tengo miedo a las alturas, a las caídas con mensajes en formas de mirada, a las cortinas que encierran el mar.
Me aburre la indignidad, el que me hagan sentir gilipoyas, las vendas en los ojos de no querer ver puñales como espadas, sonrisas como hachas.
Me suda todo lo inoportuno que se pueda escupir, las escuchas en tu jeta, las historias de bragueta.
Me deprime quien no se puede reír de todo, empezando de uno mismo, de quien se avergüenza de soltar la carcajada por pánico a molestar.
Me falta el aire en las canciones que se escuchan a medio volumen, sean alegres, sean tristes.

Suenan trompetas feroces como rencores, las ranas salieron princesas marranas, las perras mean más alto, la inocencia se regala con el periódico de mañana.
Mientras los versos dicen con las orejas adiós, se me cierran los ojos pensando que no hay ahora nada más mejor. Que la risa no dure solo lo que dura la alegría, que las prisas no son buenas.
Las venas arden de alcohol, me emborracho si sale el sol; la luna me acoge en su cama, no me pide nada, se acuesta cada mañana que yo me marcho buscando una almohada donde esconder cualquier fracaso y ninguna victoria.

Estoy bien. No me jodas. Pregunta, que oirás el eco de tu voz retumbar.
No nos medimos por números ni por demás mierdas que los demás se empeñan; nos medimos por los momentos compartidos. No me jodas, de verdad estoy tan loco como para hacer más el imbécil.

Mientras tanto me roza la piel y el cielo me parece poco eterno. La lluvia no moja.

29 ago 2011

The nothing I've become

Me cuentan que en el olvido no se está tan mal. Que han puesto ventanas con vistas al pasado; que el mañana es un muro en blanco y negro.

Las noches se hacen largas, copa en mano, me abandono otra vez a la desesperada de que pueda seguir convirtiendo esto en el mayor de nuestros sueños.
Las chimeneas dan el airecillo fresco que los veranos impiden disfrutar. Todo se marcha con el calor. Y como si de una mudanza se tratase, vuelve, todo, poco a poco, ensordeciendo cada palabra que la inspiración no me deja ahogar.

Besos en la frente, palmadita en la espalda; ahora ya estoy más seguro. Mujeres al borde de un ataque de celos, en esta piel que habito el sol ya no sale por Antequera, las estrellas ya no son lo que eran.

Y mi pregunta, insultante, de cómo debo comportarme ahora, qué ojos tengo que poner a esa mirada que busca pero no encuentra abrazos desesperados, que cuando estás piel con piel, sus garras se clavan en tus espalda, girando la cara, pero dando gracias a Dios de seguir viendo ese cogote, que no sé como será, pero rima con escote.

No hay razones. No hay perdón. Juegos de azar, para que no nos rocemos con las pestañas en plena mirada. Los suspiros crean tormentas. La desidia puñales en soledad.
Quítate el vestido, pequeña; no hay nada más por lo que yo muera esta noche que ver tu cuerpo desnudo asomado a la ventana deslumbrando a la luna.

Pero ahora ya no espera nadie. Y bueno, no hay nadie a quien esperar.
Princesas que buscan al príncipe azul entre sus bragas cuando lo tienen ante sus ojos.
Príncipes que se creen que lo son y dejan varada a esa sirena tan preciosa en la arena del mar.

Juntemos nuestas manos, dejémoslas que recorran nuestros cuerpos más allá de nuestra cintura, donde el sentido da sentido a un sinsentido.
Hablemos con palabras mudas; vendamos al mayorista nuestra perdón, nuesto edén, nuestro pecado.

No hay nada que me cueste más que ver la nada en la que nos hemos convertido.


Bonus track:

26 ago 2011

Transición


Es curioso ver cómo pasa el tiempo. El otro día estaba hablando con alguien de esto. Le dije que, no solo nosotros crecemos y nos hacemos mayores; sino que para el resto también pasa el tiempo. Es decir, que mientras nosotros nos convertimos en jóvenes que se quieren comer el mundo y que luego resulta que es el mundo quien les come a ellos, los demás envejecen sin que el tiempo pida permiso.
Hace algunos años estas vistas que ahora tengo hubieran supuesto mil alegrías; ahora casi suponen un tiempo de transición entre dos periodos.
No me sale quejarme; no puedo quejarme.
Supongo que durante el año no había tenido tiempo de pararme mínimamente a pensar, de hecho, mientras la catástrofe de la rutina hacía de las suyas ahogando cada segundo, uno era consciente de que en realidad era ella misma era la que le estaba salvando de una catástrofe personal importante. Y bueno, ha llegado en el momento en que la tormenta ha pasado dejando unos destrozos en uno mismo, creo que a tener en cuenta.
Ahora, con tiempo para pensar, pero con perspectiva de que solo (creo) sea pasado, aquí paz y después gloria; uno se da cuenta de muchas cosas. Oportunidades, momentos, personas, amigos…
Todo eso adornado con el perfecto contra-condimento de las oportunidades fracasadas, malos momentos, personas que no son lo que eran, y… amigos que no son lo que tú creías.
Uno ha hecho las cosas mal. Ha fallado. Y seguro que más de lo que le han fallado a él. Pero ya saben, es más fácil ver la aguja en ojo ajeno, que la viga en el propio. Muy típico. Muy tópico.
Ya hablé hace unos días de los septiembres, y mi fascinación que roza casi la adoración por ellos.
Todo el mundo debería temerlos, respetarlo y amarlos; y no por ese orden.
Pero saben qué; al final, casi siempre quedan los mismos. Y no me valen las sandeces de los semáforos que parpadean, porque como bien sabemos todos, el único color que parpadea es el ámbar, que significa precaución.
Como en todo, siempre vemos más mierda de la que hay, que nos impide ver las flores cosechadas, e incluso encontradas por casualidad en este jardín del edén.

18 ago 2011

Mi soledad y yo

Entras en casa. Tras de ti un portazo que rompe el silencio. No enciendes la luz; te abres camino: recuerdas cada centímetro.
Llegas a la habitación, dejas la maleta. Te tumbas en la cama con los brazos extendidos como si fueras un ángel que espera levitar en cualquier momento.
De repente el reproductor de música se enciende, sonando aquella canción que bailaste pegado, pesando que esas cinturas nunca se separarían, que esas miradas no se desviarían, que esos labios no se dejarían de besar.

Cierras los ojos. Disfrutas de todas y cada una de las notas que suenan. Estas a oscuras. Nada te molesta. Ni un solo ruido; solo la melodía da sentido a los próximos cuatro minutos.
Termina.
Abres los ojos. Pero sigues sin ver nada. A lo lejos, un destello de luz procedente de una rendija de la ventana cerrada.
Te descalzas con los pies. Te levantas; el suelo está frío. Te acercas a la ventana. El haz de luz que entra ilumina a cual foco únicamente a una mesa en la que reposa una fotografía. En ella, una chica retratada de hombros para arriba, con la mirada cabizbaja, ojos cerrados y melena morena rizada. Preciosa. Es ella. Soy yo.
Coges el portarretratos en el que está metida y te sientas en el sillón. La observas mínimamente con la luz que hay. Abrazas la imagen, como si de un ser querido se tratase. Un sentido abrazo de ojos cerrados dura como medio minuto. Besas el cristal del portarretratos, te levantas y lo dejas donde estaba.

Caminas por el pasillo. Cada centímetro es reconocido. Cada paso es recordado.
Entras en todas y cada una de las habitaciones de la casa; tampoco son tantas.
No hay nadie. Ahora ya no hay nadie. ¿Alguna vez lo hubo?
Te arrodillas en el suelo derrumbado. Comienzas a llorar y gritas "por qué".

Te sientes solo. No hay nadie que espere ni nadie a quien esperar.
Estás solo. No hay luz en tu vida. Una canción que empieza y que se acaba en medio de la nada.
Una fotografía de recuerdo; pero nada más. Solo tú y tu oscuridad.
Nadie que coja tu mano y te diga de hacer el amor en ese sillón. Nadie que cante contigo esa canción. Nadie que de luz a esta oscuridad. Nadie que te tienda la mano cuando estés llorando en el suelo y responda a tus plegarias "porque te quiero".

17 ago 2011

Palabras gastadas


Utilizo palabras gastadas, denoto pasividad en mi frente. Me invento cosas que no existen, vuelvo a cual Cenicienta a las 12 al encuentro de nuestros cuerpos. Solo a una pared de lo que fue y no es.
Me levanto y miro al mar, cualquier canción me toca esa fibra; cualquier mentira hace que me crea lo que no tengo que pensar.
Las nubes negras parecen, ya pasaron; el alcohol ya no moja mis labios, el humo ya no es el bochorno de los fracasos.
Mis dedos sueltan las manos que me hacen caer, unos acordes con tus dedos en mi piel, me recuerda esa melodía a priori tan perfecta. Qué par de idiotas, cajones sin ropa interior.
Nunca presente sin pasado; qué ha pasado, ninguno nos hemos dado cuenta, barba de nuevo que da la apariencia y debajo lo de siempre. Sonrisas y sombras para no decir nada que mache este vestido nuevo que estrenamos.
Me sobran los motivos, me encarece el desatino de no encontrar cualquier sitio donde cerrar los ojos, imaginarnos a ambos dos solos; manos en nuca, a este techo no le iría nada mal una capa de pintura. La rutina me separa ahora de quien soy, del resquebrajado paseo a la fábrica de mis sueños, del vivir despierto.
Un beso afónico, un contigo estoy bien, un porqué no, un ahora no me atrevo, un todo se complicaría…Muchas cosas en forma de escusa para engañar a esta cabeza que está cerrada por vacaciones, que colgó su cartel de que se traspasa para dejar su mente volar durante unos días; no pensar en nada para poder pensar en todo. Dónde está nuestra verdad…
Dime una mentira piadosa que me de ese aire que me da la vida cada vez que mis labios sonríen al ver esas braguitas colgadas en la lámpara, cansada de no madrugar, de acostarse cuando el sol sale a trabajar, de que la luna ahínque el codo con ella cantando a las noches de los gatos perdidos.

25 jul 2011

Somebody to love

Ya lo decía el mítico grupo Queen gritando casi al cielo que le apareciera Somebody to love.
Y bueno, yo no grito estas cosas, ya que no creo que funcione así.

Después de cenar con una amiga con la que nos conocemos desde los seis años, nos hemos estado contando nuestra vida. Ella recientemente ha encontrado a un chico que ambos conocemos de antes; gran persona para otra gran persona.

Cuando hemos comenzado a hablar de mi, de mi vida, de todo lo que había sido un intenso año y demás historias, creo que ambos nos hemos dado cuenta de lo diferente que vemos ahora las cosas. No es que busquemos cosas distintas, es que puede que ninguno de los dos busque; simplemente porque uno tenga y el otro no quiera tener.
Me ha sabido decir muchas cosas acerca de mi, de como soy y de su experiencia.
Supongo que es como todo. Aparece cuando menos te lo esperas.

Pero quizás una de las preguntas que más desconcertada le ha dejado haya sido la siguiente:
"¿pero qué pasa si en debido a mi situación actual y a como soy, yo, adrede, lo dejase pasar?"
No podía responder. No sabía qué responder ante quizás esta aberración...

Y es que creo que es a lo que uno se ha dedicado este año, a dejar pasar oportunidades, a no atreverse a hacer las cosas. En definitiva, a no atreverse a sentir y no parar de tener miedo por todo y no disfrutar de lo que he tenido en cada momento.
Me he atrevido a decirle que había aprendido mucho este año.
Pero volviendo de camino a casa, creo que en realidad me he dado cuenta de que quizás no lo haya hecho tanto y únicamente haya seguido cangándola como solo yo sé...

Quizás hayas podido ser tú, tú, o incluso si me apuras tú. También me he empeñado en que seas tú, aunque no fuera posible. Pero al final, como dice la canción, "mírame, llorando como un niño contradiciéndome".

Quizás lo peor de estar relajado y tener tiempo es pensar, y eso no esta bien. Ya que creo que si algo me ha mantenido en cierto modo los últimos meses ha sido el hecho de no poder pararme a pensar en mi vida, en mi situación.
Supongo que, ahora, con un tiempo pasado y mirando las cosas con perspectiva te das cuenta de que quizás en su momento no las veías o simplemente te empeñabas en no ver; quien sabe.

21 jul 2011

Septiembre

Una vez leí que la vida se medía en septiembres. Creo que es uno de mis artículos favoritos del Millás.
Creo y por la mínima experiencia que tengo que septiembre siempre es un mes clave en nuestras vidas. Es tierra de nadie, tierra de todos. Principio y fin, y entretanto un cigarrín, que calienta motores para todo lo que te espera en los siguientes meses que no es poco.
No se le debe de tener miedo, solo el respeto de saber cogerlo con las ganas necesarias y justas, sin excesos, pero excediéndote.
Supongo que es en este mes donde las dudas más a flor de piel están, y te revuela la cabeza imaginando que no es el camino que te gustaría tomar. O peor todavía, recuerdas los meses anteriores donde parecía que todo era gratis y la responsabilidad acompañada de madrugones no tenía sitio en tu no-horario.

A estas alturas de verano, uno se tumba en el sillón, a pensar en todo y en nada a la vez. Imaginas historias que algún día te gustaría contar a ti; y después de muchos meses no te sientes protagonista de ninguna y parece que en esta playa no llega el agua hasta mis pies; de momento.
Sales a la calle hecho un campeón, la música en tu cabeza habla de ti, de tus historias, siempre pasadas porque recuerda que ahora no tienes historias para vivir, solo para recordar.
Las cicatrices se curan con el agua del mar.

Pero no nos vayamos por las ramas. ¿Qué nos depara septiembre?, ¿qué es lo que quiero y lo que no?
Supongo, y creo que sigue siendo así, uno va a empezarlo con más ilusiones que lo empezó en año pasado, sabiendo en parte a lo que le va a tocar enfrentarse. Decidido a pasar más horas que un reloj fuera de casa, a aprender y trabajar en lo que uno ha elegido. Quiero seguir pasándolo así de bien, disfrutar, reírme de ti, que tú te rías de mi; al final, reírnos de lo que somos y de lo que no somos.
Este septiembre, hilaré más fino a la hora de repartir mi tiempo; me olvidaré de falsedades y de colegas que no son colegas, que solo miran cuando interesa. Quien poco me conoce sabe que esas cosas no me van, no me hacen sentir cómodo; actuar nunca se me dió mal, pero no me apetece hacerlo, llámame perro, llámame soberbio, pero ya no; esto no.
No sé, la indiferencia suele ser mi peor arma, mi condena, mi lastre.
No quiero estar con quien no quiere estar.

Y bueno, mientras llegar ese día tengo un mes para descansar, para hacer lo que me gusta y que durante el resto del año no puedo hacer por falta de tiempo, para estar solo en casa sin oír a nadie que me diga lo que tengo que hacer, lo que tengo que pensar; tengo un mes, para mentalizarme de todo lo que viene ahora, quiero hacer las cosas bien.
Tengo 20, supongo que una edad más que suficiente como para exigirme eso que nunca he hecho.
Septiembre me espera. A mi, y a otras muchas personas nuevas que se cruzarán por mi camino. ¿Quién sabe si serás tú el/la que tendrá la suerte o desgracia de conocerme y compartir tu tiempo conmigo?
Espero no defraudar.