Nos violentamos queriendo seguir soñando despiertos esta irrealidad que yo me monto. Nos regodeamos pensando que pienso lo que podría ser. No buscamos a escondidas con la mirada, nos encontramos, y seguro que es mentira, que son imaginaciones mías.
Somos lo que pensamos y lo que no decimos. También lo que hacemos y lo que nos gustaría hacer. Estas cosas nos delatan, nos dejan desnudos ante el mundo, que está dispuesto a tirar a cuello a la mínima que falles, que te dejes llevar por esas faltas de coherencia y rigor.
Vestidos vemos amanecer, y como dice la canción, con cara de locos, mi mano recorre tus hombros, abarcando tu cuerpecillo de mujer, mientras que tu melena el viento y la brisa marina se la lleva.
Vamos caminando entre carcajadas y lágrimas, entre ungüentos y perfumes que camuflan calendarios sin pasar, miedos por descubrir, palabras que no nos atrevemos a decir con los labios tan lejos y las ganas tan cerca.
Me escondo bajo mi cama a que pase la tormenta, a que los monstruos se vayan de mi cuarto que está oscuro y que aparezcas tú abriendo la puerta y abrazándome, me arropes como a un niño pequeño susurrándome al oído "aquí no pasa nada, conmigo siempre estarás bien".
Con el corazón blandito, la hiel en un puño apretado, la sinceridad y coherencia en mano abierta.
Los pliegues de tu cara cuando tus labios se estiran es el lugar donde mis pupilas se esconden cuando te tengo delante.
Bebamos hasta olvidar lo que somos, lo que nos gustaría ser y lo que nunca fuimos por miedo a ser. Mientras tanto, túmbate conmigo y dejemos pasar la vida hasta las 10...
No hay comentarios:
Publicar un comentario