11 abr 2011

All right

Pequeño desastre animal. Dudas sin pregunta; respuesta sin dudar.

Odio la prisa sin rumbo, los espejos sin alguien abrazándote por la espalda, los paseos en las mañanas de verano, las falsas palabras, el eco en una habitación cerrada, que 21 gramos sea el peso del alma, el reflejo de uno mismo en el agua, las noches sin brazos a los que agarrarse, las ansias por llegar a ningún lugar, el espeso sabor a café fuera de mis labios...

Odio las falsas palabras, las personas que buscan y encuentran, las que creen que saben más de lo que no saben, los que no dudan, los que escuchan sin oír, los que sonríen cuando quieren sonreír, los que escupen al aire, los que dicen y no hacen, los que miran pero no hacen, los que dicen que hacen y no hacen, los que piensan pero no existen...

Odio esperar cosas de la gente, los fracasos, las duchas rápidas, lo que no sorprende, lo que no te deja sin aliento.
Odio el humo de mi boca, la sonrisa de la tuya cuando miente, las miradas cruzadas que esperan que hablen por sí solas, los deseos...

La arena se cuela entre los dedos de mi pies,.Ellos sonríen creyendo que todo va bien, que no puede haber nada en este mundo que ensucie ese preciso momento. Pero termina, y todo agua llega a su cauce con consecuencias desbordantes, rutinas aplastantes.
Háblame que muerdo. No soy esa clase de persona que piensas que no soy. Soy precisamente aquélla que ahora mismo nadie querría, que apartaría por miedo a que no me diese todo lo que puede dar. Insistes en ello, y yo...yo no puedo. No debo.

Sabes, hay veces que me olvido de sonreír, me olvido de lo que tengo entre manos, de quien me las coge cuando todo no va cuando debería de ir. Me olvido de olvidarme de quien no soy.
Me quedo mirando el puñetero reloj esperando que marque las 12 de la noche y todo acabe y empiece de nuevo; como si nada hubiera pasado, como si volviese a ese lugar del que parece que nunca debí salir y la felicidad era más o menos estable.
Volvamos a donde los sueños se pintan en folios de colores, donde no existe el miedo ni el dolor, donde todo se arregla.
Todos los domingo me suelo jurar que cambiaré de vida, pero llega el lunes y todo el mentira; las mismas caras, las mismas rutinas.

Felicidades campeón; son 20 ya los que cubren tu osamenta y poco o nada se arrepiente en tu pensamiento, pero poco o nada te viste con el bordado de la felicidad.
Cominamos en círculos esperando que alguien nos pare. Pero...¿y ahora qué hacemos?


2 comentarios:

Cris dijo...

me encanta..como siempre =)

SaRa dijo...

¿ Qué tal la vida?

Espero que te vaya todo bien, que no dejes de luchar cada día por lo que sueñas, que no te olvides de sonreír y sepas valorar a cada momento lo que tienes entre manos, que estoy segura de que es muy grande.

Un abrazo