
Había una vez que se hubo,un personaje llamado X.Él o ella,qué más da,se sentaba cada noche a la luz de la luna a escuchar la voz del viento,los besos de la humedad...
Por el día trabajaba.Hacía todo lo necesario para llevar más o menos una vida normal;sin muchos excesos ni caprichos,pero también sin ninguna carencia...
Deseaba que llegase ese momento.Ya ves tú...Esperar muchas horas durante el día,para que llegue la noche y poder hacer lo que a él le gusta.
Se sentía libre.Y aunque,realmente,no hacía nada importante durante esas pocas horas-no cambiaba el mundo ni nada parecido-,cuando llegaban esos momentos,era como si nada más existiese.
Solo el mundo y él.La luna y él.El viento y él.La oscuridad y él...
También tenía a sus amigos que estaban para lo que necesitase.Pero ellos nunca le podrían dar lo que le da la noche.Es un placer muy especial...
Ellos no lo entenderían nunca.Es como intentar explicar algo que no lo sabes realmente ni tú...
Trabajaba en algo que no le disgustaba,pero nada era lo mismo...
En esos momentos cerraba los ojos,reposaba su espalda y se dejaba llevar.Únicamente sentía...
Algunas veces decía que tenía contacto con Dios,no que hablaba con Él;lo sentía en su interior como propio:como si formara parte de él...
Decía que esos momentos eran los más especiales de todos,ya que sentía que el simple hecho de nacer había valido la pena...
Muchos consideran que nacer es una condena.Pero para la gente que tiene este tipo de experiencias,es solo una razón más para pensar que la vida no es únicamente cosas malas;guerras,despechos,miedos...Todo lo contrario:podemos encontrar nuestra paz-y por tanto,la paz con el resto del mundo-,palpar el amor que causa que nuestro universo siga su curso y que hace que sea un poco menos malo...
Pero como todo,por desgracia,tiene su final.Y como todos los finales,tienen su parte amarga.El momento en que decide marchar,después de un duro día de trabajo y todo el cansancio acumulado.Es muy duro...
Se levanta apenado por tener que marchar.Pero una breve sonrisa se dibuja en su boca:todos los días en esos momentos,el único consuelo que tiene es el de que mañana podrá volver al mismo sitio y disfrutar con lo que más le gusta...
Así,el resto del día se le hacía más fácil, y podía poner una sonrisa donde nadie pondría nada más que una lágrima;un beso donde otro pondría una bofetada...
Y eso causaba que el conjunto de su vida,resultara que era feliz...
Quizás los finales no son tan malos como dicen...Quizás,únicamente sea eso:un final,y todo lo que ello conlleva.Pero como todo final también tiene su principio,que hay que coger con mucha fuerza,y como si fuera lo que es: el principio de algo...
1 comentario:
Érase que se hubo una vez... Un Jozzito que vivía en un país muy muy lejano, donde escribir era un derecho y soñar un deber...
En dicho país solo se hacía de noche si la echabas de menos, y solo encontrabas a quien querías encontrar.
La unica forma de comprar un libro era amandolo al leerlo, y la unica forma de comprar el amor era con un beso...
En ese país, nuestro Jozzito era feliz, pero un buen día, mientras se dejaba llevar por las corrientes de aire, aterrizó en un mundo que no era el suyo...
Se horrorizó, pero aprendió a convivir con ello...
Pero nunca dejó de soñar...
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Nunca dejes de soñar, Jose.
Este mundo perdería la única conexión con ese maravilloso mundo...
Un beso
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