Burbujas que suben y bajan en el interior de mi camiseta.
Sensaciones que absorben mi tiempo, que ensucian mi expediente, que borran cualquier rastro de esperanza en uno mismo después de que un triste dolor de cabeza apague las luces de este infierno.
Una noche buscando en mis bolsillos vacíos algo que fumar en mis labios; una madrugada buscando en mis labios algo que fumar después de vaciar mis bolsillos…
Explico en público mi vida. Las primeras filas aprovechan y se echan una siesta; el resto escupen al viento rogando que termine este momento.
Pasa a gran velocidad los pecados cometidos en la otra vida. Desfilan en procesión las virtudes de cada uno,
Me duermo en los entierros de mi generación.
No busco rutina. Encuentro mi vida sentada en la salita de espera, buscando en el tiempo un solo instante en el que poder abrazar, aunque solo sea un resquicio de mi soledad permanente, y que como un sapo se convierta en mi princesa inseparable y amada.
Y mientras tanto, los días pasan…Todos un poco más viejos…
Y yo sigo con mi portátil, mi café en la mano, y en mi oídos, algo de música para amenizar un poco más, si es posible, este rato.
¿Quién necesita compañía cuando tienes a todas estas “personas”?
1 comentario:
discrepo! todos necesitamos compañia de verdad...=)
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