5 may 2011

Pensar que pienso

Cierra la puerta, no dejes que se escape ningún centímetro de nosotros; de quienes somos y de quienes nunca hemos sido.
Mírame, yo hago como que no pasa nada. Pobre aprendiz de brujo que escupe en el firmamento.
Tengo los bolsillos vacíos de pensamientos; me vuelvo loco ante las miradas que acusan con el dedo.
La música sella mis oídos ante tonterías que abruman mis pensamientos.

Estamos en esos momentos en que eres demasiado joven para algunas cosas y demasiado mayor para otras. Pero, parece curioso, porque no es la primera vez que me pasa y curiosamente ahora tengo más edad; lo que me lleva a concluir que pese a que pasen los años y tengamos más experiencias vividas, seguimos siendo demasiado precoces en unas cosas y demasiado ancianos para otras.
Parece que es importante en la vida buscar estas cosas que nos censuran por nuesto momento de la vida que estamos.
Cuando el pelo en la cara y en la cabeza tapas algunas cosas que esconden nuestros sentimientos y que físicamente no podemos esconder; cuando la noche parece la salida; cuando una mujer se presta a juntar sus labios solo si hay alcohol que los engrase, fundiéndolos en ese beso perdido a altas horas.

No existe la vida. Todo fluye. No se encuentra sentido a nuestros pasos. No encontramos alguien que coja nuestras manos y nos guíe.
Alguien se arrodilla en el suelo esperando que Dios oiga su plegaria, como si de un jefe de empresa se tratase, esperando que solucione su vida, que lo arregle todo, que pasen los sufrimientos superficiales de los que nos atormentamos diariamente sin darnos cuenta de lo que tenemos en nuestras manos.
Preocuparse es ocuparse antes de tiempo. Sentimos la necesidad de ocuparnos de cosas que todavía no han llegado, que están por llegar, o que simplemente no llegarán.

Una vez más alguien me grita en el oído aquello de "dejarse llevar suena demasiado bien"; pero vuelvo a cerrar la mirada...No quiero ver.

Cojo una foto de hace unos tres o cuatro años; se despedaza como si de un puzzle se tratase. Nada queda, todo se ha marchado. Por no quedar, no queda ni el físico, ni las ganas por crecer y hacerme mayor.
Alguien me dijo, no hace más de dos meses que era un chico al que era muy fácil hacerle sonreír, pero muy difícil mantenerle la sonrisa. Al principio no le di importancia, total, tampoco me conocía tanto como para decirme eso; pero en el momento de acostarse, y en el que la almohada era lo más caliente que abrazaría aquella noche, me di cuenta de que aquella frase que parecía la mayor locura, me había descrito de la mejor manera que nadie lo había hecho en mucho tiempo. Me hizo pensar...

La muerte viaja en ambulancias blancas, el deseo se pinta en cuadros surrealistas, la vida a punto de partir en un tren como última parada "el destino".
Me siento a esperar, todo pasa y todo llega. Nada espera, todo marcha.

Mis pies siguen fríos, y ya se sabe, eso de pensar...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho tu entrada. Da mucho juego y es muy buena para meditar.
¿tODO bien?

Cris dijo...

Esa frase, la de la sonrisa..también me la dijeron a mi..Precioso como siempre, gracias por escribir. =)

silvia :) dijo...

Ohh este también mola muucho, pero me gusta más cuando hablas de sonrisas :)
Por cierto, me pide que introduzca la palabra chons, los chonis me persiguen