22 may 2012

Rompiendo las mañanas

Sopla un viento,
un "esto lo dejo para luego",
un "prefiero lo que tengo ante mis ojos".
Derroche de glucosa
que al marchar
deja el café amargo.
Nos observamos con las manos,
nos buscamos,
intentamos encontrar en el otro
solo un ápice de cordura.

Las sombras que hace el andar:
las reglas están para asaltar
con los brazos tu cintura;
para perder el tiempo
y buscar en tu cuello
los restos de un naufragio universal.
La tabla salva vidas,
las garras de un periquito
que se alimenta muy despacio
de los huecos de tu espalda.

Será la hora,
lo que viene después del mañana,
la inseguridad asegurada.
O puede que sea la luna,
que sale de paseo,
buscando hacerse hueco,
siendo cómplice de los bancos recién pintados,
de los borrachos que en cada día
beben de esa botella;
que no se han dado cuenta,
pero todavía está por descorchar.

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